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Todo por 80 céntimos

F. JAVIER GRANDA LOZA

Miércoles, 3 de mayo 2017, 01:02

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Una parte de mis tareas voluntarias es colaborar con movimientos sociales. Esa mañana me personé en la Consejería de Salud para retirar unos documentos. Para ello se nos exige que abonemos la cantidad de folios y fotocopias de la respuesta: 0,80 céntimos. Para recoger el informe es preceptivo presentar la justificación del ingreso de tal cantidad en el banco que se indica. No existe otra posibilidad.

Pregunto por la sucursal más cercana y a ella me dirijo a ingresar 0,80 céntimos. Una sucursal en la Gran Vía con mucho empaque, limpieza y un perfume que huele a abuso. Pregunto: ¿por favor, para hacer un ingreso? Una voz me dice: en esta oficina no admitimos dinero. Mi sorpresa fue tal que llegué a pensar que me había confundido y mi cara debió reflejar tal estupor que la misma persona aclaró: no admitimos dinero en metálico, los ingresos se hacen en el cajero y no admite monedas. Mientras escuchaba, con mi mano acariciaba en el bolsillo las monedas que suman los 0,80 céntimos. Insistí: ¿dónde disponen de una oficina donde se pueda hacer el ingreso en metálico? Me indicaron que sólo en la principal, en El Espolón.

Recupero un poco mi orgullo y allí me dirijo. Accedo. De entrada me topo con un número considerable de personas mayores en torno a un cajero automático dando voces altisonantes e increpando a los empleados. Decido sortearles y me dirijo al mostrador, donde encuentro la misma respuesta que en la oficina anterior. Entonces comprendí la aglomeración y las voces, a las que me uní con mucha indignación manifestando en alta voz que no esperasen que con ese trato abriera una cuenta en ese banco.

Me entregaron dos folios -que no me cobraron- con las indicaciones para hacer el ingreso en el cajero. Antes, tuve que salir a otro banco donde tengo mi cuenta, ya que no disponía de billetes y si los hubiera extraído en el mismo cajero me habrían cobrado una comisión que no estaba dispuesto a pagar.

Billetes en mano, realizo la operación siguiendo las instrucciones. Consumí al menos 15 minutos. Con mi justificante me dirijo a la Consejería de Salud. El funcionario me anticipa que no podré recoger los documentos al no ser la persona a la que se dirige la comunicación -a pesar de disponer el documento original que ellos han enviado- y que tendré que disponer de una autorización por escrito de la persona interesada. Le explico la que estoy pasando por ablandar su corazón y que me permita recoger de los documentos.

Pero el funcionario se mantiene en su sitio y yo en el mío... así que tendré que volver otro día con la esperanza de que no se incrementen las tasas y tenga que volver a realizar otra ruta por la selva bancaria de quienes custodian nuestro dinero complicándonos cada día nuestras vidas, pero no olvidándose de especular, desahuciar y joder a los más desfavorecidos.

cartas@larioja.com

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