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Capadores

JULIO ARMAS

Domingo, 25 de febrero 2018, 00:21

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Con una cierta periodicidad nuestro Ayuntamiento nos envía a casa (¡y de gratis, oiga!) una especie de hoja parroquial municipal, con la que al parecer quiere informarnos, más o menos, de las cosas que él considera interesantes. La publicación se llama 'De buena fuente' y podríamos decir, por decir algo, que consta de dos partes. Una de ellas es la parte en la que se dan noticias de lo que más o menos está pasando, pasó o pasará en Logroño y la otra es una página, llamada Tribuna, en la que a cada uno de los cinco partidos con representación municipal se les concede una docena larga de líneas para que echen un rato contándonos sus cosas, cosas que a veces, y no sé por qué extraña razón, piensan ellos que son las nuestras.

De esta página llamada Tribuna es de la que quiero hablarles hoy. Una página que, conteniendo los comentarios del Partido Popular, Partido Socialista, Cambia Logroño, Ciudadanos y Partido Riojano, acaba por convertirse, ya pueden imaginarse, en algo parecido a esas casetas de tirar al mono que vienen en fiestas con las barracas.

Y es que el dar una docena de líneas a los partidos políticos para que en ellas se explayen a gusto tiene un par de problemas que no sé si alguien se ha parado a considerar. El primer problema se presenta cuando llegado el momento de tener que decir algo uno se da cuenta de que no tiene nada que decir y, lo que es peor, que no teniendo nada que decir tiene que decirlo... oponiéndose.

El segundo de los problemas es el que se deriva de la tradicional falta de entendimiento que existe entre estos partidos que forman nuestro universo político municipal. ¿Y por qué?, se preguntarán ustedes. ¿Por qué, si a todos les mueve el mismo fin común, (aclaro para los despistados que me estoy refiriendo a la mejora de la vida de los logroñeses), a unos les parece blanco lo negro y a otros negro lo blanco? La respuesta es muy sencilla, porque unos y otros son entre ellos la oposición y, para muchos de nuestros insignes representantes, la oposición lo que tiene que hacer es oponerse. En general. Sin paliativos.

Señoras y señores -, dijo aquel congresista del chiste.

Me opongo -. Se oyó decir a alguien desde el banquillo de la oposición.

Pero, ¡hombre de Dios, si todavía no he dicho nada!

Y a mí qué me importa. Yo soy de la oposición... ¡y me opongo!

«De buena fuente». Sección Tribuna. Una docena de líneas que escribir. Gestionando las críticas, criticando las gestiones. Las casetas de tirar al mono de las ferias se quedan cortas. Cuatro monos en el estante y uno que se va turnando para tirar. Doce pelotitas. Doce líneas. Gana el que tire del estante los cuatro monos que tiene delante. No se preocupen, todos tirarán. Todos son oposición. Doce líneas, doce pelotitas.

Y se dice: la alcaldesa está demostrando día a día su incapacidad para gestionar con eficacia la ciudad... (¿) ¡Zasca! El Pleno demostró que los grupos de la oposición están totalmente alejados de lo que opinan los ciudadanos... (¿) ¡Zasca! Adelante con la huelga feminista, las mujeres de Cambia quieren paralizar toda actividad en el Ayuntamiento estando dispuestas a pararlo todo... para avanzar... (¿) ¡Zasca! El equipo municipal asiste impasible a que centenares de tiendas de barrio tengan que echar el cierre... (¿) ¡Zasca!...

Y así va esto, pelotazo a pelotazo. Nadie tiene interés en subir los monos al estante, ni en ayudar a trepar a los que quieren subirse y si no me creen que le pregunten al señor De Guindos lo que le ha pasado en su último examen europeo («los partidos españoles forzaron a sus grupos a votar contra De Guindos»). Aquí lo bueno es derribar monos, con doce pelotitas, con doce líneas. Hasta el mínimo esfuerzo merece la pena. Sólo un mono tiene que quedar en pie en la barraca. Y de premio, lo de siempre: el que más chifle capador. Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.

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