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Buen Camino, y beba vino

Buen Camino, y beba vino

FÉLIX CARIÑANOS

Viernes, 13 de abril 2018, 00:00

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Quizá en el transcurso de estos últimos días haya tenido usted ocasión de ver peregrinos avanzando por el Camino, sí, el que llamamos de Santiago, por una vía o por otra, qué más da. Yo, como vivo en uno de estos pueblos por donde pasa esa ruta, concretamente la más frecuentada, los veo venir, acomodarse y perderse entre el cierzo y el horizonte. A veces me paro a observarles degustar un vaso de vino y me acuerdo de aquel Gonzalo de Berceo que en el siglo XIII pedía a sus oyentes, tras las anécdotas milagrosas que les regalaba, «un vaso de bon vino».

Ese adjetivo calificativo -'bon'- equivalente a bueno no es citado por casualidad sino aposta. Los abundantes testimonios escritos que nos han legado los caminantes definen cuidadosamente la calidad del caldo que reciben en cada lugar. En Roncesvalles se ordena al limosnero en 1610 que se dé a los romeros 'el pan y el vino buenos'. El francés Manier, que camina en 1726, atestigua que en el Hospital del Rey de Burgos dan, entre otros alimentos, «libra de excelente pan y un cuartillo de buen vino». Cuando el hispanista Walter Starkie, de Dublín, hace el Camino por cuarta vez en 1954, se desvía hacia Berceo y San Millán y se detiene en una taberna de Arenzana -no aclara si de Arriba o de Abajo-; ahí bebe «un par de chiquitos de anisado fuerte» y bebe largos tragos de un porrón «de rico vino tinto» que le ha ofrecido un carretero; al lector no le extraña que luego toque con su violín una jota, música de la que se declara aficionado a lo largo de su relato. En la misma línea se declaran los caballeros franceses que en septiembre de 1965, Año Jubilar Compostelano, atraviesan La Rioja; algunos de ellos retornan desde Nájera en autostop o en taxi a Logroño, donde torea el Cordobés y al día siguiente disfrutan en Santo Domingo «autour du chorizo et de bon vin de la région» [alrededor del chorizo y de buen vino de la región]. El número 21 especial de la revista Compostelle de ese año reproduce en una fotografía (que ilustra este artículo) la escena de herrar uno de los caballos de la expedición en Nájera.

En otras ocasiones, los viandantes de turno dejan notas que apuntan en otro sentido. Así, el médico navarro Juan Ramón Corpas, felizmente viviente, en su obra La enfermedad y el arte de curar en el Camino de Santiago entre los siglos X y XVI muestra el caso de un jacobípeta que afirma le sirvieron en el hospital Santa María de Pamplona, junto con potaje y legumbres del tiempo, 'aguavino'. Acaso en este centro asistencial se practicara a rajatabla la popularísima regla de san Benito, quien en el siglo VI aconsejaba que se bebiera 'parcius' [más bien con sobriedad]. Ignoro si ese morapio aguachirri sería o no mejor que el 'vinborrete' -con ene- que algunos cosecheros servían en mi pueblo a los arrieros a mediados del siglo XVIII, prohibido por el Ayuntamiento a causa de los polvos que le añadían.

De todos modos, señores peregrinos, buen Camino y beban vino, mas, según aconsejaba san Benito, no muchito.

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