En agosto, liberales al rostro
En agosto los periódicos adelgazan hasta alcanzar el mínimo de papel idóneo para espantar moscas durante las sofocantes siestas vespertinas. Esa liposucción llena las páginas ... de ínfimas curiosidades efímeras, de relatos veraniegos en los que el talento de quien los perpetra también se ha ido de vacaciones, de nostálgicos reportajes de cuando la EGB, el frigopié y los viajes a la costa embutidos niños, abuelos, maletas y mascotas en el seat de turno. Serpientes de verano que corroboran el aserto de Borges según el cual el periodismo es un subgénero de la literatura fantástica. Me llamaréis ingenuo, pero el otro día reprimí una lagrimita cuando, como si de un nuevo avistamiento del monstruo del lago Ness se tratase, encontré la noticia del penúltimo proyecto de reconstrucción del espacio de centro en la política española. Efectivamente, yo soy uno de esos ilusos que primero con UpyD, y luego con Ciudadanos, creímos que se pueden sostener actitudes de progreso en las conquistas sociales sin por ello tener que comulgar con las ruedas de molino de los planes quinquenales, los rosarios a la Pachamama y el derecho de pernada tributado al Rh negativo. Llamadme loco, pero las diferencias de derechos entre ciudadanos de un mismo Estado responden a causas materiales, con nombres y apellidos, y no a oscuras razones ancestrales que se pierden en la noche de los tiempos. Por hacer como Gerard Piqué, ese hombre del Renacimiento, diremos cuál fue el Kevin Roldán con el que empezó todo, esto es, la demolición sistemática del centro que nos condujo hasta la actual ordalía de populismo rampante a diestra y siniestra. En abril de 2019, los resultados de las recientes elecciones generales daban para un cómodo acuerdo de gobierno entre PSOE y Ciudadanos. Recordemos la exquisita reacción de los votantes socialistas ante esta posibilidad. Es posiblemente su severa conciencia moral y democrática la que les llevó a considerar mucho más apropiado gobernar junto a recios muchachotes de los que todavía se lían a la hora de declarar al amonal inmoral, o con todos esos folclóricos apandadores periféricos que pretenden que paguemos a escote su apetencia de encasquetarse a rosca la txapela o la barretina. La herencia venenosa del franquismo. Treinta años de dictadura y trescientos de malentendidos, con la izquierda entonando su particular versión de Objetivo Birmania: los enemigos de mis enemigos son mis amigos. Vaya lío. Por volver a Rivera, en ese 2019 le dio un ataque de grandeza napoleónica y pretendió protagonizar el sorpasso dentro de la derecha. Que ya sabemos que acabó como acabó, y para colmo ennoviado con Malú. Que tendrá su aquel, pero pasar de un casi émulo de Suárez, de las teorías de Russell y Adam Smith a una diva regulera del pop comercial no parece una historia de éxito. La vieja historia del liberalismo español, ese imposible que ni se crea ni se destruye, solo se malgasta. Ese Guadiana volátil de los tiempos sin noticias. Háganse con este ejemplar del periódico un lindo gorrito de papel.
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