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Hay que ser muy buen actor para soportar sin desconcentrarse la tormenta de toses y teléfonos que azotó la función de 'Rojo' el pasado sábado en el Teatro Bretón de Logroño. Parece imposible que un intérprete pueda continuar con su dramaturgia cuando, en el cenit de su monólogo, en el silencio más tenso, una tos desde el patio de butacas que parece luchar para que se oiga perfectamente en el segundo anfiteatro irrumpe con la fuerza de un trueno. Y lo más enervante: apenas tosía nadie en los cuatro entreactos de la obra, estructurada en cinco escenas.

'Rojo' es una obra en la que se presenta el trabajo del pintor Mark Rothko elaborando unos murales para el restaurante Four Seasons de New York, por los que le pagan 35.000 dólares. La interpretación la sostienen sobre un escenario que es el estudio del artista Juan Echanove (Rothko), que también dirige, y Ricardo Gómez (ayudante del pintor), quienes ofrecen tres visiones esenciales: la relación entre maestro y discípulo, la concepción del arte moderno y la mercantilización de la obra del propio Rothko. Otro elemento a destacar es el olor, algo original, ya que los cigarrillos aromáticos que fuma Rothko huelen e inundan el patio creando atmósfera, igual que la música.

La obra empieza igual que acaba, con la pregunta del pintor: «¿Qué ves?»; observando uno de sus cuadros, y a lo que su ayudante responde: «Rojo». La respuesta es sencilla y compleja a la vez porque puede estar vacía o repleta de significado y ese es el recorrido que realiza la obra. «Pintar es, sobre todo, pensar. El 10 % es poner tinta en el lienzo, el 90 % es esperar», declara Rothko, quien, en una mezcla de cinismo y absoluta sinceridad, afirma rotundo: «Todos los artistas deben morirse de hambre. Menos yo». También el ayudante, que va ganando en su papel, con una primera escena sobreactuada, contribuye con alguna lapidaria frase, como: «El arte pop ha desenterrado al expresionismo abstracto». Echanove es más regular en su interpretación y, por tanto, más creíble. Pero los dos se entregan al máximo de tal manera que se percibe que finalizan la representación exhaustos, y eso se nota y se agradece. El dilema es... ¿qué es el arte?

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