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Mi amigo Robus  y la política

Mi amigo Robus y la política

ALONSO CHÁVARRI

Martes, 4 de diciembre 2018, 23:25

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Mi amigo Robus es una persona peculiar; no se llama Robustiano, como pudiera parecer por su apodo, que no es un apócope de nombre sino de un motejado, su nombre es Fructuoso. Cuando de niño, en la escuela de don Froilán, en el pueblo, el maestro preguntó, al presentar un busto de medio cuerpo del conquistador Pizarro, qué pensaban de aquel gran hombre, él contestó: «Que es muy robusto» y, tras las risas generalizadas y el golpe que el maestro le dio en la cabeza con el escantillón -en aquellos tiempos del lubrican de acero de la posguerra inacabable, se seguía al pie de la letra aquello de «las letras con sangre entran»-, se quedó con el apodo de Robusto para siempre y, con el tiempo, fue apocopado en Robus, que es como le llama todo el mundo. Y, como él mismo dice, al referirse a su apodo: «Tampoco es que haya perdido mucho, que Fructuoso no es para presumir de nombre»; y cuenta cómo su tía Fructuosa, de quien heredo el nombre, se hacía llamar Ana Mari porque el otro no le gustaba.

Sí, mi amigo Robus es bastante peculiar. Tiene debilidad por los garbanzos con pata, apéndice que amontona en el congelador y, en lo que va de año, ha descongelado cuarenta y dos manitas de ministro. Robus es de las personas mejor informadas que conozco, pues duerme poco y siempre escucha la radio en la cama; la política nacional no suele tener secretos para él y disfruta sacándola en conversación. No es, como pudiera pensarse, el típico seguidor de un partido que siempre está criticando al contrario sino que presume, una vez u otra, de haber votado a casi todo el arco parlamentario. Y lo adorna con la poco correcta frase: «Votar siempre al mismo partido es de bobochorras, porque raramente aciertan». Y razón puede que no le falte.

Por todo esto, me extrañó mucho que, el otro día, me dijera que se había retirado de escuchar y hablar de política, que ahora prefería hacerlo de fútbol; y lo remató con la frase lapidaria: «La política es una mierda».

No entendía esa decisión de mi amigo Robus hasta que esta mañana me he puesto a leer las noticias en el teletexto -tengo la manía de ver el teletexto antes de leer el periódico-, que decían, por este orden:

- Ministro dice que un diputado le ha escupido.

- Diputado expulsado del Congreso, por llamar «indigno» al ministro de Exteriores además de 'hooligan'.

- Sánchez y Casado se acusan mutuamente de romper el acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, mientras Ciudadanos denuncia el cambalache entre los dos partidos.

- Candidato a vocal retira su candidatura al Consejo General del Poder Judicial, siguiendo los pasos del candidato a presidente, después de la filtración de...

- Díaz acusa a Casado de mentir sobre Andalucía...

(...)

Aquí dejé de leer noticias; para las internacionales hace falta más cuajo, pues es donde aparecen los muertos de cada conflicto.

Sí, no me extraña que mi amigo Robus haya decidido abandonar la información política. Mejor el fútbol, ¡dónde vas a parar! Aunque ya digo que es una persona peculiar, Robus. Que no es apócope de nombre, sino de un motejado.

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