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El ajuste que viene

El ajuste que viene

Editorial ·

El nuevo Gobierno ha de hacer compatible el recorte del déficit comprometido con la UE y el giro social a la política económica

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Lunes, 10 de junio 2019, 10:36

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El Gobierno que surja de la investidura a la que se someterá Pedro Sánchez arrancará con deberes poco gratos: aplicar un ajuste de 15.000 millones de euros entre este año y el próximo. Esa exigencia de la Comisión Europea es la otra cara de su decisión de suspender la vigilancia intensiva bajo la que ha tenido desde 2009 a la economía española, que aún así seguirá en observación de la UE, pero más relajada. Su salida del procedimiento de déficit excesivo al haber colocado por fin el desfase de sus cuentas públicas por debajo del 3% del PIB pone fin a un largo y doloroso camino, aunque no permite lanzar las campanas al vuelo. Los sacrificios compartidos por la ciudadanía en ese periodo y las medidas adoptadas por la Unión y el BCE han ayudado a España a superar una coyuntura crítica que la colocó al borde de la intervención.

Resultan innegables los avances que han permitido esquivar la recesión e impulsar un robusto crecimiento de la actividad y una palpable mejora de los principales indicadores. Pese a ello, la economía española mantiene severos desequilibrios -entre ellos, su alta tasa de paro, una insostenible deuda pública y los asfixiantes 'numeros rojos' del sistema de pensiones- que impiden caer en la autocomplacencia. Es comprensible que el Gobierno haya intentado compensar años de austeridad y severos recortes con un giro social destinado a extender los frutos de la recuperación a colectivos que apenas se han beneficiado de ella. Pero esos guiños han de ser compatibles con una sólida expansión y con el mantenimiento de lo que el comisario Pierre Moscovici llama «seriedad presupuestaria», que es la vía más certera para blindarse ante eventuales crisis después de que la Unión y el BCE hayan agotado buena parte de su artillería en la lucha contra la Gran Recesión.

Los esfuerzos que Bruselas reclama a España para reducir el déficit estructural van en esa dirección. Lejos de contener el gasto, Sánchez lo ha disparado con las medidas aprobadas en los 'viernes sociales' previos a las elecciones sin que los nuevos impuestos anunciados para compensar tal aumento -con unas estimaciones de ingresos a todas luces infladas- sean todavía realidad. La Comisión advierte por ello del «riesgo de un desvío significativo» del déficit e insta al Gobierno a redoblar sus esfuerzos para cumplir sus compromisos en ese sentido. El preocupante desfase de las cuentas de Italia aleja a España del principal foco de presión de la UE. Pero no por ello ha de caer en la tentación de reincidir en errores del pasado cuyas nefastas consecuencias aún pagan los ciudadanos.

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