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Más humanidad y menos robots

FRANCISCO MESONERO - DIRECTOR GENERAL FUNDACIÓN ADECCO

Viernes, 5 de mayo 2017, 00:40

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Los datos de la última EPA reflejan un incremento de 3.300 desempleados en La Rioja durante el último trimestre del año. Sin embargo, analizándolo con perspectiva, éstos han descendido en 2.000 personas con respecto al mismo periodo del año pasado. Hoy, se contabilizan en la Comunidad 19.900 parados, la mejor cifra en un primer trimestre desde 2009. Flexibilidad, emprendimiento, I+D+I. éstas, entre otras, han sido las herramientas para lograrlo. Pero no me quiero centrar en estos aspectos que, vaya por delante, han sido clave para la reducción del desempleo y la gradual creación de puestos de trabajo.

Hoy quiero apelar a un concepto universal, que parece haber pasado a un segundo plano cuando formulamos recetas anticrisis o diseñamos políticas activas de empleo: la humanidad. Desde hace unos meses, no pocas conversaciones de líderes empresariales y ciudadanía están girando en torno a la tormenta perfecta que se vaticinó en el Foro de Davos: la disrupción tecnológica causará una ola de desempleo mundial, al ser sustituido el trabajo humano por la robótica avanzada.

Los que me conocen saben que no comparto esta visión apocalíptica, por una sencilla razón: en un escenario cada vez más complejo, las empresas necesitan, más que nunca, personas capaces de relacionarse y adaptarse al cambio. Si queremos ser competitivos o aspirar a la mejora continua, necesitamos líderes que motiven y empleados comprometidos, que se muevan por la ilusión. Aspectos insustituibles por ningún robot.

Evidentemente hay que modernizar los planes educativos, en aras de que el capital humano cuente con herramientas para reciclarse y conectar sus habilidades con las nuevas necesidades del mercado. De este modo, la tecnología será un recurso imprescindible para realizar nuestras funciones, pero jamás podrá reemplazarnos.

De hecho, la era digital no sólo no dinamitará nuestro mercado, sino que creará, previsiblemente, 1 millón y medio de empleos en los próximos 5 años. Un crecimiento muy pronunciado que nos puede llevar a un problema que sí es real: la escasez de profesionales formados para cubrirlos. Es fundamental anticiparnos mediante la formación a nuestros jóvenes y el reciclaje constante de nuestros trabajadores en activo, haciendo especial hincapié en aquellos que se encuentran en riesgo de exclusión.

Y quiero detenerme específicamente en 2 sectores de la población que habitualmente encuentran más dificultades: las personas con discapacidad y los mayores de 45 años. En el último trimestre, las primeras han visto crecer su contratación indefinida un 19%, frente al 10% de media general. Los mayores, por su parte, han firmado un 17% más de contratos que en el primer trimestre de 2016, mientras que en el resto de la población se ha situado en un 12%. Este crecimiento por encima de la media responde a que estos profesionales están demostrando buena dosis de talento, pero también a un cambio de mentalidad en las empresas, que ya valoran cualidades intangibles como el compromiso, el esfuerzo, el trabajo en equipo o la riqueza intergeneracional. Estos aspectos son los que verdaderamente van a ser motor de crecimiento y creación de empleo. En definitiva, la crisis demostró que una empresa no puede ser sostenible si no es responsable, y la responsabilidad es intrínsecamente humana, nunca delegable en ninguna máquina.

Por ello, creo importante que, por un momento, las empresas olvidemos los números y nos centremos en lo que verdaderamente importa: nuestro capital humano y la diversidad de nuestra plantilla, como indiscutible motor de crecimiento. Los robots no podrán con nosotros, sin embargo, si no invertimos en las personas y en su formación, no existe futuro posible para ninguna compañía.

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