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LA PLAZUELA PERDIDA

Jugadores de ventaja

ALONSO CHÁVARRI

Martes, 14 de febrero 2017, 23:37

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Cuando oímos hablar de jugadores de ventaja nos vienen a la cabeza las imágenes de aquellos jugadores profesionales, de las viejas películas del Oeste, que sacaban una carta de la manga de su levita y una pistolita Derringer del bolsillo oculto de su chaleco; también jugaban con ventaja los mafiosos de casino que tenían trucados la ruleta o los dados; incluso, recuerdo, en mi niñez, en las fiestas del pueblo, aquellos hombres del cencerrillo, que era un bote con un dado, que sacaban incesantemente el mismo número, hasta que una apuesta fuerte hacía salir otro número.

La característica principal de los jugadores de ventaja es que no están dispuestos a perder, bajo ningún concepto, y harán todo lo que sea necesario para que los contrincantes pierdan. En cierto modo, hecho de menos a aquellos jugadores de ventaja que conformaban personajes característicos y tenían un halo de misterio; ahora, sus sucesores, pues sigue habiendo jugadores de ventaja, dirigen negocios legales y sus viejas cartas en la manga están a la vista de todos y tienen los parabienes de las autoridades correspondientes.

Por seguir con el juego, ahora, hay casas de apuestas que te permiten jugar alegremente y sin casi limitaciones en el sector o el deporte que tú quieras, siempre que pierdas, porque su carta en la manga es que, si ganas más de lo que ellos tienen calculado, de una forma o de otra, te limitarán las apuestas para que dejes de jugar. Son jugadores de ventaja; pero, en el mundo, hay otros muchos jugadores de ventaja, que no están en los casinos ni en las casas de apuestas: son todos aquellos que, en sus negocios, se guardan un as bajo la manga. Se me ocurren algunos casos evidentes: el constructor que soborna al político para que le adjudique una obra, aunque sea con baja temeraria, sabiendo que luego habrá el sobrecoste que sea necesario; el empresario que coloca en sus consejos de administración a influyentes políticos cesantes, confiando en que así los conmilitones le dejen subir los precios -aunque la puerta giratoria puede funcionar al revés: se les deja subir los precios, confiando en llegar en el futuro a los consejos de administración-; el banquero que hace un préstamo hipotecario mal calculado por superar todos los porcentajes de riesgo razonables pero que, si no es pagado, se queda con el bien hipotecado y, además, con la deuda; el constructor que hace una autopista de peaje para que, si no tiene beneficios, corra el Estado con los gastos; los políticos o amigos de políticos que juegan a ser banqueros, pero que, si arruinan las cajas son rescatadas por el Gobierno... Y así podemos seguir con muchos más ejemplos de jugadores de ventaja, que ustedes conocerán bien.

La definición del diccionario dice que un jugador de ventaja es un fullero, que puede ser castigado penalmente por el artículo quinientosnosecuantos del Código Penal. Pero eso era con los viejos jugadores de ventaja: aquellos trileros de los años cincuenta que se buscaban el pan, que no había, haciendo sus pequeños timos en la calle; los nuevos ventajistas, que son los realmente dañinos para una sociedad vertebrada y justa, no suelen ser castigados. Juegan con demasiada ventaja. Blindada.

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