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Cierto olor  a petróleo

Cierto olor a petróleo

Putin es un socio de gran peso contra el Daesh, pero también un escollo en relación con Ucrania

ENRIQUE VÁZQUEZ

Domingo, 18 de diciembre 2016, 11:31

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Hizo mucha fortuna en su día el conocido aserto según el cual «lo que es bueno para la General Motors es bueno para los Estados Unidos», obra de uno de sus presidentes, el facundo Charles Wilson, allá por los cincuenta. El patriótico eslogan no impidió la quiebra de la compañía, pero tampoco su recuperación completa y el eslogan sobrevivió como una ocurrencia que mezcla obviedad y patriotismo. Tal vez pensando así, Donald Trump ha nombrado Secretario de Estado a Rex W. Tillerson, jefe ejecutivo y presidente de Exxon Mobil, la quinta empresa más grande del mundo y la primera petrolera. Hasta aquí solo podría subrayarse el hecho como otra prueba de la acreditada costumbre de los presidentes norteamericanos de recurrir a gente brillante del business, de la que hay bastantes ejemplos en el pasado. Pero esta vez la designación implica dos novedades que la vuelven del todo insólita: a) el interesado es un bisoño en política internacional; b) es un amigo del presidente ruso, Vladimir Putin, a quien tiene acceso personal. De hecho, la cooperación de Exxon con la petrolera estatal rusa Rosfnet es muy amplia y muy valiosa y útil para las dos partes.

Lo de Putin es tan claro que, para defender sus posiciones como buscador de crudo en aguas árticas donde Moscú atribuyó concesiones a Exxon, Tillerson no vaciló en expresar opiniones sobre asuntos políticos y estratégicos calurosos para los criterios rusos, incluyendo matices de apoyo a las consideraciones del Kremlin. El nuevo jefe de la diplomacia norteamericana tiene el terreno fácil en Oriente Medio, contra un difícil enemigo común, el así llamado Estado Islámico (ISIS), pero ahora Washington, el del dúo Obama-Kerry, combate con éxito a tal adversario sin la menor contaminación con el protegido por excelencia de Moscú, el presidente sirio Bachar al-Assad.

La situación puede ser vista como la apoteosis del pragmatismo y un mensaje de que la cooperación con Moscú en la reordenación final del escenario bélico y político medio oriental es tan necesaria que contar con Rusia para la ardua tarea es prioritario y conveniente. Eso significa, de hecho, confirmar lo que muchos observadores dan como seguro: Putin es un socio de gran peso contra el Daesh, pero también un escollo en relación con Ucrania y el papel aún esencial de la OTAN en el este europeo (Polonia, Ucrania, Hungría) y en el Báltico y Moscú no es un partenaire digno de toda confianza. Eso por no hablar de China y de su activismo político y meta-militar en Asia-Pacífico, acerca del cual el nuevo Secretario de Estado no ha dicho palabra.

Dicho esto, no todo son críticas a la designación de Tillerson por Trump. Robert Gates, quien fue secretario de Defensa con Bush y con Obama, habla de él con toda consideración y le considera idóneo para el cargo... ¿será por qué el nuevo secretario de Estado es cliente de RidleyHadleyGates LLC, la firma de relaciones públicas internacionales a la que Gates se unió tras dejar el gobierno para ganarse la vida?

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