Borrar
Urkullu saluda a Torra a las puertas del palacio de Ajuria Enea en Vitoria, donde mantuvieron ayer su primera reunión. :: Igor aizpuru
Urkullu pide a Torra un acuerdo con Sánchez y el president desdeña esa vía

Urkullu pide a Torra un acuerdo con Sánchez y el president desdeña esa vía

El lehendakari insta sin éxito a su interlocutor a «aprovechar» la nueva mayoría en Madrid para explorar un «cauce de solución política»

OLATZ BARRIUSO

VITORIA.

Jueves, 15 de noviembre 2018, 00:40

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Dos burbujas distintas. O dos «pantallas», como le gusta decir al president. La 'cumbre' Urkullu-Torra de ayer en Ajuria Enea y la posterior comparecencia conjunta sirvió para poner en evidencia que el lehendakari y el president de la Generalitat orbitan en galaxias diferentes. Aunque ambos se esforzaron en subrayar los lazos que históricamente han unido al nacionalismo institucional vasco con el catalán, quedó patente que, mientras Urkullu insiste en impulsar un acuerdo del PDeCAT y ERC con Pedro Sánchez que permita alargar la legislatura y frene un posible auge del centroderecha, Torra se mantiene en una huida hacia delante sin destino conocido y en la defensa pura y dura de la independencia.

El encuentro institucional, aunque cordial, no sirvió para nada más que para escenificar que los «puentes» entre Cataluña y Euskadi continúan tendidos. No desde luego para enhebrar una estrategia común, ni mucho menos para que el president haya interiorizado los planteamientos moderados y posibilistas de su interlocutor, como le ha pedido, por ejemplo, el PSC.

El lehendakari planteó a Torra durante el almuerzo que han compartido -y así lo anunció después en público- la conveniencia de «aprovechar» la mayoría parlamentaria que suma Sánchez en el Congreso con Podemos y las fuerzas nacionalistas vascas y catalanas para articular un «cauce de solución política» entre Cataluña y el Estado «si es que existe verdadera voluntad de acuerdo». El lehendakari, que siempre se ha mostrado partidario de huir de la vía unilateral, insistió ante su invitado, con quien se veía cara a cara por primera vez, en que aún no es tarde para transitar una «vía de distensión y de diálogo político e institucional».

Una vía, alentada por Esquerra pero no por el tándem Torra-Puigdemont, en la que Urkullu siempre ha creído y ha defendido en privado ante sus contactos en Cataluña, pero que comenzó a resquebrajarse con la negativa de los catalanes a sostener a Sánchez pese a que la Abogacía del Estado renunció a acusar de rebelión a los líderes del 'procés'.

Relación fría

En esa línea, Torra no se ha movido un ápice de sus posiciones más duras. No sorprendido, porque en el Gobierno vasco no se esperaban novedades en una cita que, en todo caso, ha servido para zanjar, al menos de cara a la galería, la fría relación que mantienen ambos Gobiernos, sobre todo a raíz del portazo que Puigdemont dio a los intentos de mediación del lehendakari para evitar la aplicación del 155.

El president ha dejado claro que no está por la labor de explorar el camino sugerido por Urkullu y que su único empeño es «resolver cómo ejercemos los catalanes el derecho de autoderminación» y cumplir así el mandato de la «mayoría absoluta» de la Cámara catalana. Aunque insistió en que el independentismo catalán siempre ha enarbolado «la bandera del diálogo» y «no la vamos a dejar nunca», hizo oídos sordos a los llamamientos de Urkullu, convencido de que la apelación a la distensión debe dirigirse a un Gobierno español que sigue respondiendo con «represión» y cárcel.

Para empezar, desdeñó la iniciativa del presidente del Gobierno de convocar a su Consejo de Ministros en Barcelona el 21 de diciembre. Para el president, más que para un encuentro posterior con Sánchez, el viaje debería aprovecharse para convocar una cumbre bilateral, de igual a igual, entre ambos Ejecutivos en pleno. Pero también ha advertido de que la nueva reforma del Estatuto catalán que el Gobierno del PSOE ofrece es una «pantalla pasada». No solo subrayó que a los catalanes ya solo les vale votar en un referéndum -«votar no es delito, el delito es que te peguen cuando estás votando», apostilló- sino que aprovechó para hacer un alegato en favor de la independencia de Cataluña.

Con ese panorama, el lehendakari ha eludido aclarar si se siente «frustrado» por semejante diálogo de sordos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios