La CUP sigue sin descartar ningún escenario el 21-D

De entrada, y ante las prisas del calendario, han decidido que antes del 7 de noviembre, registrarán una marca blanca, para cumplir con el requisito de la inscripción de coaliciones, de cara a no ser excluidos de una eventual lista unitaria, junto a ERC y el PDeCAT.

La formación de la izquierda radical, en cualquier caso, tomará una decisión definitiva respecto a las elecciones en la reunión que su asamblea nacional celebrará el próximo 12 de noviembre.

La CUP, que hasta 2012 no se había presentado nunca a las elecciones autonómicas, pues su ámbito de actuación política era el municipalista, recordó ayer la presión a la que fue sometida hace dos años para las elecciones del 27-S de 2015 para que se sumara a Junts pel Sí.

Al final no lo hizo, pero tras las elecciones Junts pel Sí y la CUP sellaron una alianza para apoyar al Gobierno catalán,con la idea de culminar el proceso soberanista. Los anticapitalistas, que obtuvieron 10 escaños, vendieron muy caro su apoyo: exigieron la cabeza del expresidente del la Generalitat Artur Mas, salpicado por la financiación irregular de CiU. En este caso, la posición de los antisistema es similar a la de 2015. No les interesa tanto el formato con el que concurren, como qué es lo que harán tras los comicios. Su objetivo es desplegar la república catalana que proclamó la Cámara catalana el pasado 27 de octubre. Se trata de hilvanar una construcción paulatina de la secesión, según los cuperos, que creen que después de las últimas elecciones se creó un «relato demasiado mágico» sobre la independencia.