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'Josu Ternera', durante un homenaje en 2000. :: SANTIAGO JIMENEZ / efe
Reaparece  el fantasma

Reaparece el fantasma

ETA repesca al apartado 'Josu Ternera' para que lea el comunicado final

ÓSCAR B. DE OTÁLORA

BILBAO.

Viernes, 4 de mayo 2018, 00:37

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La lectura del comunicado de disolución contó con la voz de José Antonio Urrutikoetxea, 'Josu Ternera', el eterno fugado de la banda al que se sitúa en Suiza, ya alejado de cualquier nexo con ETA. Resulta muy revelador que la organización recurriera a este veterano para dar cierta pátina histórica a su bajada de la persiana. En 2006, cuando 'Ternera' formaba parte del grupo de negociadores con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, los propios terroristas le habían apartado y condenado al ostracismo. En su agonía final no han tenido otro remedio que repescarle.

'Josu Ternera' nació en Ugao-Miraballes (Vizcaya) en 1950. Comenzó a militar en ETA con 21 años y se convirtió en un atracador de bancos, encargado de conseguir dinero para la organización. El explosivo con el que la banda asesinó al presidente del Gobierno franquista Luis Carrero Blanco había sido robado por este terrorista. Urrutikoetxea rechazó la amnistía tras la muerte del dictador y continuó siendo un pistolero. En 1987, tras la muerte de 'Txomin' Iturbe Abásolo, ascendió a la dirección etarra. Fue detenido dos años después.

En las cárceles francesas llegó a escribir un libro de recetas de cocina, en el que incluía una fórmula para cocinar caldos con los que recuperarse de huelgas de hambre. Esa es toda la actividad intelectual que se le conoce. Fue extraditado a España en 1996 y en 2000 quedó en libertad al considerar los jueces que ya había cumplido condena en Francia. En esos años, en los que el PNV y EA habían firmado el Pacto de Lizarra con ETA, 'Ternera' llegó a ser parlamentario por Vizcaya y miembro de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco, algo que las víctimas juzgaron como un escarnio.

En aquellos años, era un personaje hosco, de mirada iracunda y pocas palabras. En las manifestaciones de la izquierda abertzale se obsesionaba por parecer el líder al que no se le caían los anillos por tener que ponerse a recoger la pancarta al terminar el acto. Era obvio que quería ofrecer esa imagen de trabajador incansable por la causa. Jóvenes que luego serían detenidos por ser dirigentes de la 'kale borroka' e incluso de ETA le miraban con arrobo.

Guerra civil en ETA

A partir de ese momento, desapareció. Su historia reaparece en unos oscuros episodios en los que era evidente que alguien le había avisado de su inminente detención por la policía francesa. Inició un periplo lleno de rumores sobre una supuesta enfermedad que padece y ahora se le sitúa en Suiza, totalmente apartado de la banda terrorista. Hasta su aparición en la lectura del comunicado de disolución se había convertido en un fantasma.

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