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Puigdemont, durante una entrevista en Bruselas el 23 de diciembre. :: Eric Vidal / reuters
Puigdemont considera al líder de ERC un «rehén» del «conflicto» con España

Puigdemont considera al líder de ERC un «rehén» del «conflicto» con España

Esquerra Republicana anuncia que recurrirá la decisión del Supremo ante las instancias judiciales europeas

CRISTIAN REINO

Sábado, 6 de enero 2018, 00:41

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barcelona. El independentismo cerró filas ayer y cargó con dureza y de manera unánime contra la decisión del Supremo de mantener en prisión, tras dos meses desde su ingreso, al exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras. El secesionismo aprovechó una vez más una decisión judicial para poner en cuestión la independencia judicial y para presentar a España como un país antidemocrático y «decadente», que «castiga» a la gente por sus ideas y dinamita todos los puentes de diálogo.

El más contundente fue el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, quien desde Bruselas afirmó que los dirigentes que permanecen en prisión ya no son «presos políticos», como así los consideran desde el soberanismo, sino «rehenes» del Estado en el «conflicto» que a su juicio libran Cataluña y España.

Desde ERC, su portavoz, Sergi Sabrià, advirtió de que el partido republicano no cesará en intentar que Junqueras salga de la cárcel y anunció que la formación llevará el caso a la justicia europea: «Continuaremos batallando y lo llevaremos a instancias europeas para que Junqueras pueda regresar», dijo. «Carceleros, algún día os veremos frente a un tribunal internacional de derechos humanos», amenazó el diputado Gabriel Rufián. «La decisión judicial no es un error, es una indecencia», apostilló Raül Romeva, antiguo compañero del dirigente republicano en el ejecutivo autonómico. Igual que Jordi Turull, que se comprometió a que los catalanes serán «perseverantes» hasta lograr la libertad de todos los soberanistas presos. En la misma línea, se expresó la ANC: «¡Ni un paso atrás!». El PDeCAT, mientras, habló en términos de «castigo» y la CUP de «dolor, rabia e indignación». La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tildó el auto judicial de «locura y sinsentido». La número dos de la lista de Catalunya en Comú-Podem, Elisenda Alamany, calificó de «propio» de un «tribunal de la Inquisición» la decisión del Tribunal Supremo.

Unidos por un día

Para el diputado republicano Joan Tardà, mantener a Junqueras en la cárcel es una prueba de que el Estado central «hará todo lo posible» para que no haya un nuevo Gobierno catalán. «Pero no lo conseguirá», avisó. Más que por la acción externa, si el ejecutivo catalán que debe surgir del resultado del 21-D está aún muy verde es por las peleas internas en el seno del independentismo. Por la guerra cada vez menos soterrada que libran Junts per Catalunya y Esquerra.

Ya ha ocurrido en otras ocasiones, en que cuanto peor estaba el secesionismo en lo que se refiere a su cohesión, una decisión judicial o del Gobierno le permitía cerrar filas. Es lo que pasó ayer, después de la disputa de esta semana entre neoconvergentes y republicanos, enfrascados en una negociación a cara de perro por la investidura.

ERC intentó ayer rebajar la temperatura, al asegurar que su única opción es investir a Carles Puigdemont, pero días atrás ya enseñó la patita, al admitir que si el expresidente de la Generalitat no puede ser reelegido, el plan B se llama Oriol Junqueras. No fue una salida de tono de Gabriel Rufián, porque el abogado del exvicepresidente también se expresó en los mismos términos.

Junts per Catalunya interpretó que sus presuntos socios están maniobrando y emitió el jueves por la noche un comunicado muy duro, en el que reiteró que sólo investirá a su jefe de filas y descartó a Junqueras. «Cualquier otro plan (diferente al exalcalde de Gerona) es aceptar el 155 y dar por bueno el golpe de Estado de Rajoy y no respetar el resultado de las elecciones», advirtió a ERC.

No solo eso, el entorno del dirigente nacionalista deslizaba en el diario Ara que antes que votar a otro candidato alternativo, Junts per Catalunya optaría por la celebración de nuevas elecciones.

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