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M. E. A.
Sábado, 6 de octubre 2018, 00:24
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madrid. Un despiste con consecuencias trágicas. Son las primeras conclusiones extraídas en la investigación de la muerte de Marta, un bebé de 21 meses, después de pasar siete horas olvidada por su padre en el asiento de atrás del coche familiar. La pequeña falleció deshidratada, según el informe preliminar de la autopsia. Su progenitor quedó en libertad tras ser interrogado por la Policía a la espera de que el juez le cite a declarar acusado de homicidio imprudente.
Su testimonio y la versión que ofreció, hundido por la culpa, bastaron para que los agentes zanjaran el asunto. Tardaron horas en poder interrogarle, ya que estaba en estado de shock y sufrió un ataque de ansiedad. Según avanzó 'El Mundo', cuando estuvo en condiciones de hacerlo explicó que recibió una llamada de trabajo en el momento en que tenía que dejar a la niña en la guardería. «Me llamaron por teléfono y me despisté», confesó el padre a la Policía.
El suceso ocurrió el pasado miércoles en el madrileño barrio de Sanchinarro, cuando el hombre, de 43 años, aparcó a primera hora de la mañana su coche, un monovolumen con los cristales tintados, lo cerró y se fue a trabajar sin acordarse de que no había dejado a la pequeña en el centro infantil. Sobre las cuatro de la tarde, la madre fue a buscar a la niña y al llegar a la puerta los cuidadores le indicaron que no había ido ese día. Sorprendida, llamó por teléfono a su marido que, en un primer momento, dio por hecho que la había dejado en la guardería, como todos los días, hasta que reparó en su error y advirtió horrorizado de que Marta estaba sentada en su sillita en la parte trasera del coche familiar.
Fue entonces cuando la mujer se dirigió a toda velocidad hacia el vehículo y lo abrió con otro juego de llaves. Pero ya era demasiado tarde. Cuando los servicios de emergencia llegaron al lugar no pudieron hacer nada por la pequeña Marta, que se encontraba en parada cardiorrespiratoria. El bebé no respondió a la reanimación que se le practicó a lo largo de 45 minutos. Los investigadores creen que en el coche se pudieron alcanzar temperaturas cercanas a los 40 grados ya que la temperatura en el exterior rondaba los 30.
Los padres, que tienen otros tres hijos mayores que el padre había dejado previamente en el colegio, han decidido que la pequeña sea incinerada y trasladada posteriormente a Soria, de donde procede la familia.
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