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Turistas visitan la Sagrada Familia el pasado miércoles. :: Javier Etxezarreta / efe
El octubre más negro para la economía catalana

El octubre más negro para la economía catalana

Durante los 30 días posteriores al referéndum se ha ido agravando la caída del consumo de las familias y las inversiones de las empresas, algo que finalmente ha repercutido en el empleo

JOSÉ M. CAMARERO / LUCÍA PALACIOS

MADRID.

Domingo, 5 de noviembre 2017, 00:25

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La movilización ciudadana, las protestas, las concentraciones y las innumerables citas en la Generalitat y el Parlamento de Cataluña han dado paso al temor, a la tensión y a una desconfianza que han paralizado en buena medida la economía de una de las comunidades más pujantes de España, y que representa una quinta parte del PIB nacional. Las primeras señales de alerta llegaron con las salidas de empresas, a las que se han unido la paralización de decisiones de consumo, inversión y empleo, extendidas a todos y cada uno de los sectores que sustentaban la recuperación de ese territorio. Octubre ha pasado a representar el periodo más inestable para una economía que hasta el verano tiraba del resto de España. Estas han sido las primeras consecuencias económicas del proceso independentista.

Empleo

El aviso que ya habían lanzado las empresas de que la incertidumbre es la peor amenaza para el empleo se ha cumplido más pronto de lo esperado y la creación de nuevos puestos de trabajo se ha congelado en Cataluña el mismo mes en que tuvo lugar el referéndum. Así se refleja en los datos publicados este viernes por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social: el número de afiliados apenas creció en octubre en 1.700, lo que supone un ridículo alza del 0,05%. Queda, por tanto, muy lejos de la cifra récord de ocupación que registró en el mismo mes del año pasado, cuando sumó 5.858 afiliados más (un incremento del 0,18%), es decir, más del triple que ahora. Este dato todavía es más preocupante si se compara con las regiones que lideran la creación de empleo (grupo en el que normalmente se sitúa Cataluña): Madrid, que con 39.219 afiliados más registra un ritmo del 1,3%, y Valencia, con un incremento mensual del 2,1% y 38.607 nuevos empleos. Y de la misma manera sale muy mal parada si se compara con el dato a escala nacional, puesto que, con 94.368 ocupados más en octubre, se registra el segundo mayor ascenso de los últimos doce años, solo superado por el logrado el año pasado.

Pero todavía hay más: por primera vez desde la crisis Cataluña lidera el incremento de parados en España: 14.700 más y supera por más de 1.700 a Andalucía, la autonomía con mayor tasa de paro. Es verdad que octubre es de por sí un mes malo y siempre las listas del antiguo INEM se engrosan puesto que termina la campaña estival, pero este año ha sido especialmente negativo, hasta el punto de que duplica la cifra de 2016, cuando hubo 7.325 desempleados más, y para encontrar un incremento mayor hay que remontarse nueve años atrás, cuando en octubre de 2008, uno de los más duros de la crisis, se sumaron de golpe casi 24.000 parados.

Turismo

El sector que más ha tirado de la economía catalana para fortalecer su recuperación es el que ha mostrado los primeros síntomas de debilidad tras el agravamiento del proceso independentista. El presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), Rafael Gallego, ha reconocido que existen caídas que se ven «casi a diario» en ocupación -que ha descendido entre el 30% y el 35%- y en llegada de pasajeros al aeropuerto -un 22% menos-, una situación que, según ha recordado, «por desgracia» se veía venir. En una encuesta desgranada el viernes por el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, se afirma que el 56,9% de los hoteles se vieron afectados por la situación actual. Además, constata que «se mantiene el importante impacto en la ocupación de la semana pasada, ya que más de la mitad de hoteles afirman sentirse afectados», cuando la semana posterior a los atentados lo afirmaron el 48% de los hoteleros y seis semanas después el porcentaje era solo del 4%.

Ventas de coches

Los concesionarios lanzaron la primera voz de alerta a mediados de mes, cuando constataron que las peticiones de vehículos habían caído un 30% en apenas 15 días. Después, el registro de matriculaciones de todo el mes les ha dado la razón. En octubre han crecido un 4,6% en Cataluña, menos de la mitad de lo que lo han hecho en toda España, donde el incremento ha sido cercano al 14%. De hecho, en la comunidad catalana las compras de automóviles por parte de los clientes particulares experimentaron una subida mínima del 1,1% el mes pasado, mientras que las de empresas mejoraron un 6,9% y las de las firmas de 'rent a car', un 35%. La compra de coches es una decisión que, en mayor o menor medida, se puede aplazar hasta que se clarifique el panorama, tal y como está sucediendo. De hecho, el sector prevé que las matriculaciones de noviembre, correspondientes en muchos casos a compras formalizadas en octubre, registren un drenaje aún mayor en esa comunidad.

Actividad bancaria

De «parón» en la comercialización de productos financieros calificó el consejero delegado del Banco Sabadell, Jaime Guardiola, lo que estaba ocurriendo tras el referéndum. La ralentización en la contratación de préstamos al consumo ha sido evidente en todas las entidades financieras, según apuntan fuentes del sector. En el caso de la firma de hipotecas también se ha notado, aunque todavía no es tan relevante como para hablar de un cambio de tendencia. En cualquier caso, se trata de una operación de muchos miles de euros y por eso los hipotecados están esperando antes de comprometerse sin saber cómo evolucionará la crisis política y sus efectos en la economía catalana.

Previsiones a la baja

Aunque inicialmente solo se apuntaban los riesgos que podría suponer para la evolución económica, finalmente varios organismos oficiales han ido poniendo cifras a los efectos de la crisis política. El último ha sido la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), cuyas estimaciones indican que, en el peor de los casos -esto es, si se prolonga la incertidumbre actual-, la economía catalana no crecería en 2018. Así sería porque el impacto de la crisis restaría 2,7 puntos a su PIB, la mejora prevista para esa comunidad el próximo año.

De hecho, aunque el conflicto se resuelva a corto plazo, el drenaje del PIB será de 0,7 puntos. El Banco de España también ha advertido esta semana de que, ante un enquistamiento del problema político en el tiempo, el conjunto de la economía española perdería hasta 2,5 puntos de PIB en los dos próximos años, lo que supondría una sangría de hasta 27.000 millones de euros hasta 2019.

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