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La mayoría está de acuerdo con acoger al inmigrante, siempre que luego regrese a su país

DOMÉNICO CHIAPPE

Miércoles, 20 de junio 2018, 00:49

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madrid. El aumento de la llegada de inmigrantes a España por el paso mediterráneo coincide con un relevo en el Gobierno y, como en cada cambio de mando, la ONG Oxfam Intermón hace un balance sobre el cumplimiento de los acuerdos migratorios y fronterizos. «El Gobierno saliente ha fallado a la población que se ve forzada a tomar una ruta migratoria», sostiene José María Vera, director general de Oxfam Intermón. «Ha convertido a España en un alumno aventajado del cierre de fronteras. La respuesta ha sido de mínimos. De la cuota de reasentamiento de 1.449 personas, a la que se comprometió, se cumplió con 1.443, y un año tarde. Mientras que se limitaron las reagrupaciones, de las que hubo sólo 264 permisos de residencia para familiares de refugiados en 2016». Una actitud que tiene reflejo en el presupuesto: «desde 2009 cae un 84% la ayuda al desarrollo, pero además un tercio de ese presupuesto se queda en las fronteras», denuncia Vera.

Salvar vidas

Lejos de los picos noticiosos de las crisis como la del Aquarius, Oxfam ha realizado una encuesta a españoles de edades comprendidas entre los 18 y los 70 años, sin mayor relación con personas «migrantes», para determinar si existe una desconexión entre el sentir de la población y las políticas gubernamentales. El 65% de los participantes afirma que «habría que facilitar las leyes de acogida y asilo para que la gente no ponga su vida en peligro», pero un porcentaje similar opina también que la atención debe acabar «en cuanto mejore la situación en sus países, para que regresen» y la mitad (49%) piensa que los recursos necesarios para dicha atención se deben invertir en origen. Por contra, el 40% cree que hay otros países que ya están «recogiendo a los refugiados» y el 31% está de acuerdo con que «en España bastante tenemos con lo nuestro, tampoco hay recursos para más refugiados». Hay consenso en que «todo el mundo tiene derecho a emigrar» (83%) y que quien migra «no ha tenido más remedio» (77%).

La lectura política de estas respuestas es clara, según Oxfam: «Existe un sentir ciudadano que respaldaría una acción política que pusiera a la persona en el centro de la política migratoria, ahora asentada en el miedo, con un discurso anti inmigratorio basado en la escasez de recursos, el efecto llamada y el terrorismo infiltrado», mantiene Eva Garzón, responsable de Desplazamiento Global. «Sin embargo, la gente es capaz de colocar sus valores por encima de sus miedos».

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