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Agentes de los Mossos rastrean con detectores de metal el terreno de la casa de Magentí. :: R. Townsend / efe
La investigación del crimen de Susqueda se complica sin confesión ni pruebas de cargo

La investigación del crimen de Susqueda se complica sin confesión ni pruebas de cargo

Los Mossos insisten en que no tienen dudas de que Magentí, dedicado al «cultivo industrial» de marihuana, perpetró los asesinatos

MELCHOR SÁIZ-PARDO

Jueves, 1 de marzo 2018, 00:36

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madrid. Los Mossos d'Esquadra insisten en que no tienen la más mínima duda de que Jordi Magentí Gamell asesinó el pasado 24 de agosto en el pantano de Susqueda, en Gerona, a los jóvenes Paula Mas Pruna y Marc Hernández López. Es más, fuentes de la División de Investigación Criminal afirman sin sombra de duda de que hay «carga probatoria» suficiente para mandar de vuelta a la cárcel a Magentí. Pero lo cierto, admiten los investigadores, es que, tras tres días detenido, el principal acusado del doble crimen ni se ha derrumbado ni ha confesado y que los agentes, a falta de cotejar el ADN recopilado en su vehículo y en sus ropas, no tienen una prueba de cargo, un indicio irrefutable, que le vincule con el doble homicidio después de 72 horas de rastrear palmo a palmo las dos viviendas del acusado en la localidad de Anglés y los huertos de su familia.

Con esos mimbres, Magentí será puesto mañana por la mañana a disposición del Juzgado de Instrucción 2 de Santa Coloma de Farners (Girona), después de que los Mossos hayan agotado el plazo máximo de detención. Este mismo juzgado dejó ayer en libertad con cargos a Jordi Magentí García, el hijo del sospechoso del doble crimen.

El vástago, de 26 años y que se negó a declarar, quedó imputado solo por un delito contra la salud pública (tráfico de drogas) después de que se incautaran en sus domicilio cantidades significativas de marihuana. Los Mossos no le acusaron formalmente de estar vinculado a los asesinatos de pantano. El hijo de Magentí ya tenía antecedentes por el cultivo de 'maría' en la casa de su abuela en Anglès, en la que vivió un tiempo con su padre y su nueva esposa, después de que su progenitor abandonara la cárcel por asesinar a su exmujer y madre de Jordi Magentí García.

Precisamente, la pista de la marihuana se está convirtiendo en las últimas horas en el eje central de la investigación en busca de un móvil para el doble asesinato. Responsables del operativo revelaron que tanto Magentí, que solo cobra un subsidio por una incapacidad, y su hijo, sin trabajo conocido, vivían básicamente del «cultivo industrial» y la venta de la marihuana. Ambos, apuntaron estas mismas fuentes policiales, cuidaban de varias plantaciones clandestinas de esta hierba en las riberas más inaccesibles del embalse de Susqueda. El supuesto asesino acudía casi a diario a controlar las plantaciones, una de las cuales se encuentra en la parte oriental del embalse, muy cerca de donde aparecieron los cuerpos de los dos jóvenes.

Los Mossos investigan si la pareja, buscando un lugar donde acampar y llegar a una orilla accesible para poder fletar su kayak, pudieron acabar en una de estas plantaciones clandestinas, y Magentí les mató para guardar su secreto, que en realidad no era tal, porque en la comarca era conocido su 'negocio familiar'.

Triangulaciones

Las investigaciones de los Mossos atestiguan que, efectivamente, Magentí, tanto el día del doble asesinato como en las jornadas posteriores, se movió por el pantano. Las triangulaciones de su teléfono móvil y las grabaciones de las cámaras de seguridad le sitúan en las cercanías de tres de los escenarios de los crímenes (las zonas donde se hallaron los cuerpos, el Opel Zafira de las víctimas y el kayak hundido de los jóvenes).

Pero todo, por el momento, se limita a pruebas circunstanciales. Al menos, lo que ha trascendido de la investigación. Ayer, por segunda jornada consecutiva, los agentes rastrearon sin éxito las tierras de cultivo de la familia del sospechoso en busca del arma homicida. Hasta tres agentes con detectores de metales batieron los terrenos cubiertos por la nieve en busca de una pistola de 9 milímetros. El calibre del arma con el que el asesino disparó en la cabeza a Paula y en el tronco a Marc.

Las armas cortas (una real y la otra de fogueo) encontradas en los registros de las casas de la madre y el tío de Magentí en principio, y siempre a falta del definitivo análisis balístico, no habrían sido las usadas en el asesinato de los dos jóvenes.

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