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Torra y Puigdemont ayer en un hotel de Berlín. :: Markus Heine / EFE
El independentismo radical prepara un boicot a la visita  de Felipe VI a Tarragona

El independentismo radical prepara un boicot a la visita de Felipe VI a Tarragona

Torra solo desvelará a última hora si asiste a la inauguración de los Juegos Mediterráneos junto al Rey y Sánchez

CRISTIAN REINO

Viernes, 22 de junio 2018, 00:27

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barcelona. «El Rey del 3-O no es bienvenido en Cataluña». El independentismo más radical hará hoy suya la frase pronunciada por Carles Puigdemont y amenaza con boicotear la ceremonia de inauguración de los Juegos Mediterráneos en Tarragona, presidida por Felipe VI y Pedro Sánchez y sin que Quim Torra haya decidido aún si les acompañará en el palco.

Tanto los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) como la ANC han convocado movilizaciones para hoy para rechazar la presencia del Rey en Cataluña. «No ha rectificado su discurso del 3 de octubre donde tomó parte en el conflicto y dio cobertura a la violencia. No olvidamos y no podemos normalizar su presencia. Le demostraremos que no es bienvenido», alentaron ayer los secesionistas en las redes sociales.

El independentismo radical desplegará sus activistas en las inmediaciones del Nou Estadi tarraconense, donde se celebrará la ceremonia inaugural. A la hora prevista para las manifestaciones de los CDR y de la ANC, llegarán las delegaciones de los países que desfilarán en el estadio y está por ver cómo inciden en el transcurso del acto. «Que corra el Borbón» es el amenazante lema de la protesta de los CDR, que piden a los manifestantes que lleven ropa de recambio ya que pretenden arrojar pintura amarilla, el color que el independentismo ha adoptado como símbolo para protestar contra el encarcelamiento de dirigentes presos.

Todo esto fuera del estadio. Lo que es una incógnita es qué ocurrirá dentro del campo del Nastic. El secesionismo aprovecha cada oportunidad que tiene delante para escenificar sus reivindicaciones y sus protestas. Las pitadas al himno nacional y al Rey en las finales de la Copa que ha jugado el Barça estos últimos años son el ejemplo más sonado. Con toda seguridad, los silbidos se volverán a dejar oír hoy en Tarragona y podría haber pancartas, como las que se despliegan en el Camp Nou para aprovechar el tirón de las retransmisiones televisivas.

Torra consulta a Puigdemont

Mientras tanto Torra seguía deshojando la margarita sobre su asistencia o no a la ceremonia de inauguración. «Seguimos en el mismo punto; mañana (por hoy) os comunicaré mi decisión», afirmó en Berlín, tras reunirse con su antecesor, Carles Puigdemont. Torra acabó de perfilar su decisión con el expresidente catalán. Se trata del tercer encuentro entre ambos y el segundo desde que hace un mes el expresidente de Ómnium se convirtió en jefe del Ejecutivo catalán. Puigdemont y Torra acordaron defender ante Pedro Sánchez el derecho de autodeterminación, como aperitivo de la cita del 9 de julio en la Moncloa.

Ante la cita de hoy, el presidente de la Generalitat se mueve en el dilema de trasladar un mensaje de distensión al Gobierno, acudiendo a la inauguración, o contentar a las bases más radicales que le piden que al Rey ni agua. Aunque por otro lado, estaría cediendo toda la representación institucional en Tarragona al jefe del Estado y al presidente del Gobierno. Por ello, tanto la nueva delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, como el alcalde de Tarragona, José Félix Ballesteros, ambos socialistas, se mostraron convencidos de que el presidente de la Generalitat acudirá a la apertura de los Juegos.

JxCat expresó su apoyo «absoluto» y «unánime» a la decisión que adopte. «Lo que hará el presidente siempre es defender los intereses de Cataluña», afirmó Eduard Pujol. El portavoz de JxCat deslizó, no obstante, el primer toque de atención hacia el presidente de la Generalitat, cuando dijo que Torra no tiene que «lloriquear ni suplicar» un «gesto» del Rey.

Y es que, hay sectores del independentismo que no han entendido la carta que Torra y los dos expresidentes enviaron el miércoles a Felipe VI, casi admitiendo su condición de vasallos, según opinaron articulistas de la órbita secesionista. El gesto que pedía el presidente de la Generalitat para acudir a la inauguración en Tarragona era una reunión, o más bien, un breve encuentro con el Rey. Pero tanto la Casa Real como la Moncloa cerraron la puerta de inmediato.

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