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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer durante su comparecencia en la Moncloa tras presentar el PSOE la moción de censura. :: ep
El Gobierno arremete contra el líder del PSOE y ve difícil que prospere su moción

El Gobierno arremete contra el líder del PSOE y ve difícil que prospere su moción

Rajoy no acepta que la sentencia de Gürtel cuestione su credibilidad y se siente avalado por las urnas

NURIA VEGA

MADRID.

Sábado, 26 de mayo 2018, 00:27

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Ni dimite ni se compromete a la convocatoria anticipada de elecciones. Lejos de eso, Mariano Rajoy compareció ayer en la Moncloa para plantar cara a PSOE y Ciudadanos, dispuesto a resistir y a afrontar el envite de Pedro Sánchez en el Congreso. En su entorno no ocultaron el profundo malestar del presidente con el secretario general de los socialistas, a quien reprocha una maniobra fundada en intereses personales. «Está buscando -arremetió en una comparecencia extraordinaria- su lugar en la política española». Pero, en un primer cálculo de posibilidades, fuentes del PP y del Gobierno ven «muy complicado», que no imposible, que prospere el plan del adversario.

Sumidos de nuevo en la incertidumbre, nadie se atreve a realizar un pronóstico que pueda resultar certero. Pero, por un lado, los «intereses cruzados» de PSOE y Ciudadanos y, por otro, los compañeros de viaje alternativos que tendría que aceptar Sánchez en el mundo independentista, sugieren a las fuentes populares consultadas la extrema dificultad de la empresa emprendida por los socialistas.

«La moción se presenta contra Rajoy, pero el pulso lo van a librar en este momento Sánchez y Rivera», trasladó un barón territorial del PP. Tal y como ve el «puzle» otro cargo del partido conservador, a Ciudadanos le interesan unas elecciones inmediatas -«están ansiosos»- y al PSOE retrasar la apertura de las urnas y «tocar poder para consolidarse». «No son necesidades fácilmente conciliables», señala. A su juicio, además, descabalgar al presidente para aupar al líder socialista sería un «mal negocio» para los liberales, que «viven de sacar rédito» en el centro derecha desgastando al actual Gobierno.

El presidente se envuelve en la bandera de la estabilidad y acusa al PSOE de dañar la recuperación

Pero en el PP, a ratos, se preguntan: ¿y si al PSOE le sale la jugada? Eso significaría que o bien ha llegado a un acuerdo con Rivera y Podemos o bien se apoya en los de Pablo Iglesias y los independentistas catalanes. Este último escenario, que incluye aceptar el respaldo del «PDeCAT de Quim Torra», es terreno fértil para la munición de los populares. Y sobre él construyeron ayer su argumentario.

«Le veremos pactando con el señor Carles Puigdemont», cargó Rajoy. Curiosamente, apenas habían transcurrido 24 horas desde que el presidente del Gobierno elogió la lealtad del líder del PSOE en el conflicto secesionista. «En este momento, hay un mayor entendimiento en algunas cosas», aseguró el jueves en un entrevista en la Cadena Cope en la que agradeció que Sánchez no haya sido propenso a las declaraciones «extemporáneas ni fuera del tiesto». Horas después, conocida la sentencia de Gürtel, el secretario general de los socialistas ya sondeaba a los suyos para promover una moción de censura.

Sin autoridad

Desacreditar al líder del principal partido de la oposición se convirtió, por lo tanto, en el primer objetivo del Gobierno y el PP. «El señor Sánchez -volvió a salir al ataque el presidente- carece de autoridad para presentar esa moción, porque cabe preguntar si cuando condenen al Partido Socialista de la Comunidad Valenciana o cuando se resuelva la sentencia de los ERE va a dimitir». Además, le reprochó el intentar conseguir un Gobierno «inviable» y el coordinador general de los populares, Fernando Martínez-Maillo, se sumó a la estrategia: «Pedro Sánchez hiperventila y yo le pido que baje un poco a la tierra, no provoque inestabilidad ni sea irresponsable».

Esa baza, la de las consecuencias de la incertidumbre, fue la que de nuevo jugó Rajoy para advertir sobre una moción de censura que «perjudica la recuperación económica», hace subir la prima de riesgo y es «lesiva para el futuro» del país. «Esto no tiene -zanjó- ningún sentido».

Tampoco encontró razones para esta crisis política en la sentencia que obliga al PP a abonar 245.492 euros como partícipe a título lucrativo de la trama Gürtel. Porque insistió en que ningún miembro del Gobierno está condenado y se aferró a que el PP desconocía los hechos juzgados.

Ni siquiera se cree deslegitimado para continuar en la Moncloa por que la Audiencia Nacional no viera «verosímil» su testimonio sobre la caja B del PP durante la vista oral. Es más, se siente avalado por las urnas. «¿Quién reparte certificados de credibilidad en España? -se preguntó- Yo creo que los reparten los ciudadanos. ¿Quién tiene más credibilidad: el dirigente de un partido que tiene 84 escaños (PSOE) o el de 134?». Y tras tres victorias consecutivas y dos peticiones de disculpas en sede parlamentaria en 2013 y 2014, el presidente entiende que ya ha solicitado perdón por la corrupción «hasta la saciedad».

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