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Europa desoye a Puigdemont y cierra filas con España

A. A.

MADRID.

Sábado, 4 de noviembre 2017, 00:27

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El último llamamiento de Carles Puigdemont para que la UE se implique en la cuestión catalana ha caído, de nuevo, en saco roto. La Comisión Europea se ajustó al guion de los últimos meses y eludió ayer pronunciarse acerca del ingreso en prisión de nueve exmiembros del Govern o de una orden de detención contra el expresident. Fuentes comunitarias valoraron que estas cuestiones son «un asunto de las autoridades judiciales», cuya independencia, añadieron, respetan plenamente.

A nivel de países, tanto Francia como Alemania reafirmaron su respaldo al Ejecutivo español. La de París es una de las voces que más alto se ha alzado contra la deriva independentista. Ayer, su Ministerio de Asuntos Exteriores insistió en su apoyo al marco constitucional y confió en que las elecciones del próximo 21 de diciembre abran el camino para retomar el diálogo. Alemania fue más allá y justificó la decisión de la juez Carmen Lamela de enviar a prisión a parte del antiguo Govern. Según explicó Berlín, «España es un Estado de derecho», un argumento que echa por tierra las acusaciones lanzadas por Puigdemont y su abogado en Bélgica, según las cuales en España el expresident catalán no tendrá un juicio justo.

El independentismo también obtuvo ayer apoyos internacionales, aunque muy lejos de los que se necesitan para consolidar el reconocimiento internacional de una república catalana. El Gobierno venezolano, al que España ha reclamado incesantemente la liberación de dirigentes de la oposición encarcelados, exigió al Ejecutivo española que ponga fin a la represión y ponga en libertad a los presos políticos. El ministro de Exteriores, Jorge Arreaza, instó además a Madrid a respetar los derechos humanos y permitir que «la democracia se imponga». La primera ministra de Escocia, la nacionalista Nicola Sturgeon, valoró que «es un error encarcelar a dirigentes electores». Por último, el presidente de la región belga de Flandes, Geert Bourgeois, señaló que las detenciones «recuerdan tiempos muy desafortunados».

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