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Montserrat González (d) y su hija, Triana Martínez.
La asesina confesa de Carrasco: «Mentiría si dijese que estoy arrepentida»

La asesina confesa de Carrasco: «Mentiría si dijese que estoy arrepentida»

Montserrat González reconoce que estaba obsesionada con ella y pide se le aplique la eximente de trastorno mental

Mateo Balín

Martes, 19 de enero 2016, 09:59

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Montserrat González, la principal acusada de haber matado a la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, ha confesado que no se arrepiente de haberla asesinado y que estaba obsesionada con ella. Y ha ido más lejos: "Si hubiera salido presidente (de la Diputación) Javier García Prieto (el candidato que proponía la corriente crítica del PP), no la hubiera matado. Lo tenía muy claro".

Así de tajante se ha mostrado González al final de su declaración en el juicio por ese crimen, en el que solo ha respondido a su abogado defensor, José Ramón García, que ha querido concluir un interrogatorio confuso, y en el que ha cortado a su cliente en muchas ocasiones, con esta pregunta: ¿Está arrepentida de lo que hizo?".

La defensa de Montserrat González y Triana Martínez, madre e hija y dos de las tres acusadas por el asesinato de Carrasco ha presentado un alegato centrado en la eximente por trastorno mental de la primera para reducir la calificación de la pena. Frente a los 23 años de prisión por los delitos de asesinato y tenencia ilícita que reclama el fiscal, el abogado defensor ha rebajado a seis años y medio por el primer delito y uno por el segundo. Es decir, admite que su cliente cometió el crimen, pero con reservas.

El letrado de ambas ha apoyado la tesis de que Montserrat actúo motivada por la "persecución" sufrida por Triana por parte de Isabel Carrasco, de 59 años. Ha afirmado que los episodios de "acoso" comenzaron cuando la hija rechazó "tener relaciones" con la presidenta del PP leonés, que siguieron en el ámbito laboral. "Piensa lo que haces, conmigo tienes mucha que ganar y poco que perder", le espetó la víctima a Triana en aquel supuesto encuentro en casa de la primera. Tal era el desgaste, según la defensa, que la joven llegó a perder 25 kilos en 2010.

Esta deriva emocional, "día a día, gota a gota", ha detallado el abogado, le generó a la madre "un trastorno de ideas delirantes que le producía un grave déficit en sus capacidades de conocimiento y voluntad, por cuyo motivo entendió que no tenía mas remedio que asesinar a Isabel Carrasco, por beneficio propio y de la humanidad", según una pericial del escrito de defensa.

La hija, por su parte, sufrió "un trastorno dependiente de la personalidad, con una especial vinculación con su madre". Para ella, su abogado ha reclamado la libre absolución por no tener relación con el delito de asesinato pese al posible encubrimiento del mismo.

Un crimen "casi perfecto"

El fiscal del juicio, Emilio Fernández, ha planteado un escenario radicalmente opuesto. Ha sostenido que las tres acusadas del asesinato en mayo de 2014 tuvieron el mismo grado de responsabilidad y ha recalcado que actuaron "con una frialdad y una precisión impresionantes". "Matar no es fácil y se trata, sin ningún género de dudas, de un asesinato ya que la víctima no tuvo ninguna posibilidad de defenderse", ha afirmado.

El acusador público ha recalcado que al tratarse de una víctima con relevancia política y cometerse el asesinato a plena luz del día, el crimen no se podría haber perpetrado "sin la colaboración necesario de todas para que tuviera garantías de éxito". "¿Quien iba a pensar que la mujer y la hija del comisario de Astorga (León) en coordinación con una policía local eran las autoras?", se ha preguntado el fiscal jefe de León después de asegurar que si no hubiera sido por el policía jubilado que presenció los hechos y propició la detención hubiera sido "imposible" descubrirlo. Fue un crimen "casi perfecto".

Además, el fiscal Emilio Fernández ha insistido en que las tres acusadas "no están locas" y que la realidad es que sentían un "odio profundo" hacia Isabel Carrasco. Fernández ha manifestado que en esta vista se va a juzgar a las supuestas asesinas y ha reprochado a las defensas que intenten probar la "maldad" de la dirigente política del PP. Ha agregado que el hecho de que Carrasco perjudicara a la hija de la asesina confesa "no es justificación para matarla y menos de esa forma tan cobarde".

Por su parte, la abogada de la acusación particular, Beatriz Llamas, que representa a la hija de Isabel Carrasco, ha explicado que el crimen estuvo "perfectamente organizado y estructurado", con un plan en el que "la figura de cada una de las acusadas es esencial", aunque Montserrat "fue la que tuvo más coraje y apretó el gatillo".

En el banquillo de los acusados se sientan Montserrat González, de 60 años, autora confesa de los disparos que acabaron con la vida de Isabel Carrasco; su hija Triana Martínez, de 36; y la agente de la Policía Local de León Raquel Gago, de 42.

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