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Lunes, 9 de abril 2018, 00:45
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La mayoría de las compañía automovilísticas incluyen en sus planes de futuro la incorporación de una movilidad alternativa al margen de los tradicionales motores de combustión interna.
La mayoría de las marcas trabajan a un ritmo acelerado para electrificar sus gamas bien con motores eléctricos puros o bien, y casi siempre como un elemento de transición con motores híbridos (enchufables o no). No obstante, tampoco descartan otras alternativas como el GLP. GNC por el que parece haberse decantado el grupo Volkswagen o la pila de hidrógeno.
Sin embargo, si en algo coinciden casi todos es que los motores de combustión no van a desaparecer del mercado de forma inmediata, especialmente los de gasolina. «Los motores de combustión tienen un futuro, también el diésel», afirmó el máximo responsable de Seat, Luca de Meo, en un reciente encuentro con periodistas en el Salón del Automóvil de Ginebra. Y en esta misma línea se manifiestan mayoritariamente los conductores españoles que en más del 60% de los casos ve un futuro positivo para los motores de combustión, tanto de gasolina como diésel, según el estudio Mazda Driver Project.
Decisiones firmes
Pese a ese sentir, hay algunas marcas que ya han anunciado el fin de la producción de vehículos con motores diésel (una tecnología especialmente demonizada en los últimos tiempos). Toyota, por ejemplo, anunció hace algunas semanas que cuando acabe este año, dejará de vender vehículos diésel en Europa.
La firma japonesa ha sido una de las pioneras en el mundo en la introducción de la tecnología híbrida en sus vehículos y la que mejor ha entendido que el futuro de la automoción pasa por la electrificación de sus propulsores. En la misma línea, pero con un plazo un poco mayor (2022), el grupo Chrysler Fiat también anunciaba el fin de la comercialización de vehículos diésel justificando la decisión en el descenso de la demanda. Varias marcas han optado por medidas similares, mientras otras siguen poniendo en el mercado vehículos con esta tecnología (como es el caso de los recientes lanzamientos diésel del Ibiza, el 308, Verso, Civic...) aunque no dejan de estudiar nuevas propuestas. Según señalaba De Meo, en los próximos 10 o 15 años van a converger cuatro o cinco tecnologías, porque será un periodo de transición, lo que supondrá también una «confusión» para el cliente, que cada vez se plantea más dudas sobre qué motor elegir.
En cualquier caso, lo que sí parece claro es que cada vez más (aunque en España más lentamente que en otros países del norte de Europa) son más los conductores que demandan vehículos eléctricos que les permitan una circulación más limpia y barata, y por ello, junto al desarrollo de los motores electrificados, se trabaja también en el desarrollo de elementos y materiales más ligeros, que tienen como principal misión rebajar el peso de los vehículos eléctricos en comparación con los vehículos diésel y de gasolina, para así poder equiparar prestaciones.
De todas formas, el avance de la movilidad alternativa no depende de forma exclusiva -ni mucho menos- de las compañías automovilísticas. Para su avance es necesaria la colaboración del gobierno no sólo con planes que incentiven la compra de estos vehículos sino dotando o facilitando las infraestructuras necesarias (puntos de recarga eléctrica, gasineras, etc) para su implantación.
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