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El viñedo vira al otoño
Los campos de La Rioja ya lucen sus tradicionales tonalidades que anuncian el frío y el silencio de las viñas
Un tractor cerca de San Vicente rompe la tierra para que la vida surja en la primavera siguiente. Toca plantar este año trigo... y vamos ... tarde... A su lado, unas viñas le observan con ese color que van cogiendo y que anuncia que la vendimia se ha acabado, el trabajo ha sido duro y ahora toca les toca descansar. Esa tonalidad que evoluciona del rojo intenso como el vino que ya reposa en las bodegas al amarillo que aletarga el tiempo y que avisa de que a la hoja le quedan pocos días de vida si el viento sopla y se la lleva rápidamente.
La Rioja es un espectáculo de colores en otoño. Bandas rojas, verdes, amarillas... Cada viñedo se prepara en un baile de colores para dormir durante unos meses, los más fríos del año.
Y esas tonalidades, que recuerdan a nuestra bandera, se esparcen por los campos, se está convirtiendo con el paso del tiempo en un reclamo turístico más. Cientos de turistas vienen a observar cómo se prepara nuestro campo para el invierno.
Es la fotografía más popular del paisaje riojano, la que más fuerza visual tiene. Y es efímera. Sólo dura unas semanas. Por eso hay que correr a los campos y disfrutar del paisaje que ya se prepara para dormir un largo invierno. Antes nos ofrecerá sus gavillas. Otro 'fruto' necesario de la cultura riojana. Pero eso es otro cantar y color. Ahora, el rojo, el amarillo y el verde son la combinación perfecta del otoño riojano. Un placer que hay que disfrutar.
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