Temporeros: vuelven las noches al raso pese a todo

Se sabía que podía pasar, que iba a pasar de hecho, pese al mucho esfuerzo y a las no pocas mejoras. Las previsiones eran las de llenar la primera semana y confiar en que, este año sí, con otras localidades montando dispositivos similares, el trabajo diese sus resultados. Los primeros días, incluso, fueron mejor de lo previsto. Una ocupación progresiva en el nuevo polideportivo, un número muy reducido optando por pernoctar voluntariamente en las calles de siempre –algunos de ellos, sin ser temporeros, lo llegan a hacer todo el año–, y la satisfacción por parte de todos de contar, por primera vez, con unas instalaciones más que dignas.

Sin embargo, en la vendimia del COVID-19, como era de esperar, lo normal es que haya sorpresas e imprevistos. El dispositivo de atención a temporeros de Logroño cubrió el sábado 103 de sus 105 plazas totales –el lleno se antoja inminente– y volvió a ofrecer unas imágenes de sobra conocidas cada septiembre en la capital de La Rioja. Unas imágenes que, no en vano, ya podían verse días antes después de que los positivos registrados entre quienes duermen en el polideportivo de la UR alterasen, en cierto modo, la evolución de la ocupación en el citado y bien adaptado espacio.

Según los datos oficiales, el alojamiento habilitado en el campus universitario ocupó 58 plazas el pasado lunes, día de su estreno, 65 el martes y 72 el miércoles... cayendo a 30 el jueves después de que Sanidad optase por aislar al conjunto de quienes se alojaron el martes noche –los resultados de los PCR llegaron el miércoles– ante la imposibilidad de determinar un listado de contactos estrechos tal y como marca el protocolo de cara a guardar cuarentena –el polideportivo está preparado para evitar precisamente eso, el confinamiento del total de ocupantes pues se cumplen las correspondientes medidas higiénico-sanitarias según lo establecido para ello–.

No obstante, el miedo al confinamiento de muchos temporeros –que vienen a trabajar y quedarse dos semanas aislados daría al traste con sus expectativas–, hizo que ya desde ese jueves se corriese la voz y los huéspedes de lugares ya tradicionales en torno a la estación de autobuses se viesen incrementados. Hubo algunos que pensaron si merecía la pena volver al polideportivo, pese a sus muchas mejoras respecto a otros años, si podían verse 'encerrados' en el CRMF de Lardero o en el Seminario Mayor de Logroño.

«La sensación de todos fue de tristeza porque, tras lo sucedido, pensábamos que se podía ir al garete todo lo conseguido: que era que incluso las furgonetas que antes acudían a la avenida de España para contrataciones de última hora se desplazasen hasta el paseo del Prior», explica el concejal de Servicios Sociales y Desarrollo Comunitario, Iván Reinares. Las dudas, en cualquier caso, duraron 24 horas, pues el viernes en la UR volvieron a dormir 85, y ya el primer día del fin de semana solo sobraron dos plazas. En total, han dormido 166 personas (413 pernoctaciones) de 19 países.

La parte negativa es que tal lleno ha llegado cuando más gente puede verse en el pasaje de Vara de Rey y la plaza de la Alhóndiga y sus alrededores. Diario LA RIOJA lo comprobaba las noches del viernes y del sábado... con la vendimia aún por generalizar. Ahora, el reto está en lograr que a partir de este lunes los dispositivos de Fuenmayor y Nájera funcionen y absorban la parte a la que no pueda llegar Logroño. Con todo ello, según Reinares, habrá que valorar de cara al próximo año aunque parece claro que el nuevo dispositivo viene para quedarse... sin coronavirus –ojalá– y –ya entonces– con más plazas.