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Vara de Rey, 'calle abierta'... a la discordia
La actuación en una de las principales vías de acceso a Logroño, que dejará un carril por sentido para el tráfico en general y habilitará otro para el autobús, provoca atascos en horas punta y despierta las dudas de cara a septiembre
«Fíjese que soy vecina y ni siquiera sé lo que están haciendo... veo vallas, maquinaria, trabajadores borrando y pintando rayas... y coches, como siempre, y ruido, más que nunca... un jaleo, la verdad, pero si luego va a ser para bien...». Las explicaciones de Sagrario, a puertas de una carnicería, sirven de ejemplo a la confusión que se vive estos días en Vara de Rey, donde las señales de advertencia de 'operarios pintando' llevan una semana moviéndose por tramos entre Gran Vía y Huesca.
Una de las principales vías de acceso a Logroño vuelve a ser noticia por segundo julio consecutivo y todo apunta a que lo será de nuevo en septiembre como ya lo fue también en el 2019. Justo ahora hace un año que la calle quedaba cortada al tráfico para acometer las que iban a ser las obras del nudo al que da nombre y que, sin embargo, tras la marcha atrás del nuevo Ayuntamiento, volvió a reabrirse mucho antes de lo previsto dejando la glorieta 'a medio derribar' y con todo aún por decidir.
Este 2020, doce meses después, casualidades del destino y con pandemia de por medio, las obras han regresado en cierto modo y no de la manera esperada. El equipo de Gobierno local, dentro de su estrategia 'Calles Abiertas' a fin de adaptar el espacio público para fomentar una movilidad sostenible, segura y saludable 'poscoronavirus', ejecuta desde primeros de mes una actuación que, «a base de pintura y elementos ligeros», aspira a ganar 1.600 metros cuadrados para el peatón y a dotar a la ciudad de su primer carril-bus.
La actuación municipal en la céntrica y transitada arteria urbana, que dejará un carril por sentido para el tráfico en general, está provocando atascos en horas punta y despierta las dudas de cara a septiembre, con la vuelta al cole y, en definitiva, en el comienzo de un nuevo curso para todos. «Habrá que esperar a ver los resultados cuando la calle regrese a su actividad normal», es el comentario más generalizado entre vecinos y comerciantes mientras, a día de hoy, unos y otros se dividen. Además, y no conviene olvidarlo, como grupo tanto o más numeroso está el de los de «no sé, no sé...».
Define el diccionario la palabra discordia como «situación en la que hay falta de acuerdo o conformidad entre personas que a menudo conviven o se relacionan de algún modo» y es, actualmente, la que mejor se ajusta a la situación. «Espero que sea un éxito, por el bien de la ciudad, pero que tampoco nos tomen por tontos...», sentencia Luis, otro vecino de la zona que entiende que el equipo de Gobierno de PSOE, UP o PR+ se la está jugando con su actuación. Algo que, en términos taurinos tan denostados ahora, vendría a ser como un «puerta grande o enfermería».
El panorama a pie de calle es el siguiente. Este jueves, tras una semana de trabajos, se podían ver dos zonas claramente diferenciadas en Vara de Rey. La primera, entre Gran Vía y Pérez Galdós, ya finalizada (con sus pinturas y sus bolardos), sin problema alguno; y la segunda, entre Pérez Galdós y Huesca, con embotellamientos de vehículos y sonido de cláxones dado que es la zona donde se está interviniendo y, para ello, se ha cortado un carril por sentido. «Cuando los autobuses vayan por el de la derecha y los coches y el resto de vehículos por el de la izquierda, con velocidad limitada a 30 Km/h, además, será otra cosa», pronostican los partidarios.
«No le veo sentido alguno, los autobuses no se van a beneficiar prácticamente en nada; los peatones, más de lo mismo, pues no creo que quieran andar en un suelo bacheado y cuarteado entre contenedores, zonas carga y descarga y otros elementos, con esas improvisadas rampas que nadie entiende; y lo único que se va a generar es un problema de acceso a la ciudad», aventuran otros. Y siempre con la mente puesta en septiembre... tras las vacaciones de verano.
Dudas. Muchas dudas. Nadie parece saber nada. Ni mucho menos tenerlo claro. Notable desconcierto y, de entrada, mucho malestar. «Como todas las obras en Logroño, y más las que tienen que ver con la movilidad, las primeras sensaciones son negativas... pero todo lo que sea eliminar coches, al menos para mí, que soy ciclista, bienvenido sea...», apuntan desde una tienda de bicicletas.
«Como comerciante lo veo mal, cómo voy a verlo, creo que 200 metros de carril-bus no solucionan nada al transporte urbano, pero sí que puede crear un problema al resto... Habrá que esperar, en cualquier caso», señalan desde un estanco. «Me da que alguien se está olvidando de que esto es una vía preferente de entrada y salida al centro, y el eje norte-sur va a quedar muy tocado», precisan desde una tienda de ropa. «A la gente no es que le esté gustando mucho...», añaden desde un establecimiento de gominolas. "Desde el punto de vista del vecino, igual se ve bien; pero desde el punto de vista del comerciante, te aseguro que no se ve de la misma manera", concluyen en una tienda de cartuchos para impresora.
«Si es para ver cómo funciona, vale, pero espero no estar dos o tres años viendo cómo funciona... así que deberían ir pensando en hacer obras de verdad, porque lo cierto es que la calle lo necesita», aseguran desde otro comercio. «Demos tiempo a las cosas, por Dios, los atascos son porque se está trabajando y ahora, en cualquier caso, es verano, son meses de mucho menor tránsito, esperemos a septiembre para criticar», apostilla otro vecino que sale del 'horno' que sirve pan a la calle.
Desde ACOVARA, la asociación de comerciantes de la calle y adyacentes, su presidente, Juan José San Miguel, cree que septiembre será la «prueba de fuego" para una intervención que genera notable incertidumbre entre los negocios y, de momento, solicitan la vuelta de las líneas 5 y 9 «a sus paradas de siempre», y más ahora que habrá carril-bus, y que se restablezca el giro desde San Antón a la avenida de España para poder acceder al parking en el que facilitan plaza a los clientes.
Recordar que, sobre el papel, la actuación de Vara de Rey pretende cumplir un triple objetivo en palabras de la Administración local, lo que no es ni mucho menos compartido por todos y genera recelos y escepticismo:
- En primer lugar, se ampliará el espacio para los peatones y se ganará la banda de aparcamiento que existe actualmente para llegar cerca de los 5 metros de anchura, se eliminarán 37 plazas de aparcamiento en todo el tramo, pero siempre se mantendrán las seis plazas de movilidad reducida y se ampliarán las zonas de carga y descarga actualmente existentes.
- En segundo lugar, se creará un carril de circulación exclusivo para autobuses cada sentido, con la intención clara y expresa de impulsar este medio de transporte como principal forma de comunicación norte-sur. Tras los estudios de tráfico realizados estas semanas se ha decidido mantener la exclusividad del autobús en un carril debido a que, en la actualidad, Vara de Rey es una arteria donde transitan a diario autobuses urbanos, interurbanos y aquellos que unen Logroño con otras ciudades.
- En tercer lugar, reducirá la velocidad de la circulación a 30 km/h a través del estrechamiento de los carriles de circulación motorizada y la creación de un trazado sinuoso con suave curvatura que obliga al conductor a aumentar la atención y pisar el freno, favoreciendo la seguridad de todos los usuarios de la vía. Para la movilidad ciclista, además de poder utilizar este carril, se ofrecerá un itinerario paralelo más accesible para usuarios que se sientan más vulnerables frente al tráfico motorizado.
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