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Del mítico reloj de Bergerón... a la cresta punki de Street Food

El bajo de la esquina de Bretón con Sagasta, edificio que durante el siglo XX albergase la relojería de Gervasio Pastor, acogerá un establecimiento de comida para llevar

Javier Campos

Logroño

Viernes, 9 de septiembre 2022, 20:13

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¡Cómo cambian los tiempos! Del mítico reloj de Bergerón... a la cresta punki de Street Food. De la tradicional relojería a caballo entre finales del siglo XIX y principios del XX a una nueva tienda de comida para llevar en pleno siglo XXI.

Kresta Street Food abrirá sus puertas en la histórica esquina de Bretón con Sagasta, edificio de 1877 que fue reconstruido en 2017 tras décadas agonizando (para convertirse finalmente en un bloque de apartamentos turísticos). Y lo hará luciendo un moderno y llamativo 'logo' donde antaño colgaba la vieja máquina que marcaba las horas.

El inmueble original de Bretón de los Herreros 2 fue proyectado por el arquitecto municipal Francisco de Luis y Tomás en 1877 según los datos facilitados en su día por el presidente de la Asociación de Amigos de La Rioja, Federico Soldevilla.

El conocido como «reloj de Bergerón» cuando en Logroño aún había guardias municipales regulando el tráfico. Archivo Jerónimo Jiménez

Se da la circunstancia de que el conocido popularmente como edificio del reloj de Bergerón (de nombre Lucas, por cierto) fue instalado el 21 de junio de 1902 por Joaquín Rodríguez y Cía., también relojero, convirtiéndose en todo un símbolo durante décadas y para varias generaciones.

Como curiosidad, la hemeroteca de Diario LA RIOJA recoge que el bueno de Lucas falleció en 1894 y el negocio pasó a manos de Tomás Teresa –relojería, óptica y electricidad–, que en las páginas de este periódico entonces se anunciaba como «sucesor de Lucas Bergerón».

De la misma manera, cuenta que el reloj fue colocado por Joaquín Rodríguez, si bien una década después el comercio ya era regentado por Gervasio Pastor, último nombre que figuraba en el hoy desaparecido escaparate.

Estado actual que presenta la esquina de cara a la apertura del nuevo establecimiento de comida para llevar. miguel herreros

Durante años no solo dio puntualmente la hora, sino que sirvió como lugar de encuentro para no pocos logroñeses y visitantes. Erigido en referencia histórica del Logroño en blanco y negro por su singularidad, el conocido reloj se ubicaba en una de las esquinas más populares, transitadas y frecuentadas, de la ciudad.

De doble esfera, números romanos y mecánico (se le daba cuerda desde el interior de lo que siempre fue una relojería), el particular reloj saliente (ensamblado en la propia fachada del establecimiento) era bien visible desde el espacio abierto que entonces hacía las funciones de estación de autobuses. Hasta que desapareció sin que actualmente nadie sepa nada del paradero de un artilugio que, firmado por el afamado relojero de la época que le puso nombre, era único de su 'especie' en la capital de La Rioja.

El reloj en cuestión se paró en la década de los 70, sin testigos. Y ahora, tantos años después, ha sido sustituido por una cresta roja de un negocio de restauración, con presencia también en Vitoria (y con origen en Miranda de Ebro), que servirá comida precocinada variada bajo la fórmula del 'take away'.

Curioso lo de la cresta, no hay duda, teniendo en cuenta que los gallos sirven, al menos en su versión más bucólica y pastoril, de despertadores. Aunque tal símbolo tiene su origen en algo mucho más urbano, el pasado punk rock de sus promotores, según ellos mismos cuentan.

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