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PILAR HIDALGO* valleiregua@larioja.com
LOGROÑO.
Martes, 26 de septiembre 2017, 00:08
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La Ribera se lo pasó en grande ayer. La segunda mañana de la feria de festejos populares acogió el entretenido Gran Prix, que enfrentó a cuatro equipos con cinco integrantes cada uno de ellos (curiosamente, en uno de estos participó una chica).
Eran el rojo, blanco, verde y amarillo, como los colores de la bandera de La Rioja. Y debieron medirse en cuatro pruebas: 'la carrera de sacos', 'los tenistas', 'las sillas musicales' y 'los payasos musicales'. En las tres primeras para complicarles un poco más la tarea se soltó una becerra. La 'carrera de sacos' les obligó a cruzar diametralmente la plaza con las piernas metidas en un saco para completar unos relevos, mientras sorteaban al animal.
Cuando jugaron a ser 'tenistas', les tiraban bolas desde el burladero y las tenían que coger en mitad del coso, con un ojo atento por si la res les embestía. Las 'sillas musicales' reproducía el clásico juego de las sillas, pero con la dificultad de que una becerra les andaba rondando, y en 'los payasos musicales' giraban quince veces con la frente sobre un palo y, al emprender la carrera para regresar donde le daban el relevo a uno de sus compañeros, la mayoría trastabillaba mareado.
El público que acudió ayer a la plaza de toros de Logroño, que registró cerca de media entrada, se rió de lo lindo con los aprietos en que la becerra ponía a los concursantes y con las muchas trampas que estos hicieron en su intento por zafarse de ella. Al final ganó el equipo amarillo con 37 puntos y en su honor sonó el 'We are the champions'.
Antes, el festejo había comenzado con la salida al ruedo del pequeño Cristiano Torres, de la Escuela Taurina de Salamanca, e hijo del matador aragonés Ricardo Torres. Esta promesa de la tauromaquia, natural de Zaragoza y de 11 de años de edad, ofreció una buena primera tanda, en la que mostró las excelentes maneras que ha ido atesorando desde que debutó con 6 años. El animal le dio pie al principio, pero luego se le puso bravo y le sorprendió con más de un arreón. Pero cerca estuvo en todo momento el director de lidia para sacarle del lance.
La mañana culminó con la tradicional suelta de vaquillas para los aficionados que poblaron el albero de La Ribera (fueron bastantes más que el primer día, una vez que los más jóvenes ya se habían recuperado de la jornada del cohete). Cruz Roja informó de que había realizado tres asistencias leves: por un esguince, un golpe en un codo y una tercera debida a una enfermedad común.
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