Altuna manda y Martija protege para llegar a la final

El delantero guipuzcoano controló de principio a fin el duelo, bien secundado atrás por un Martija que hizo de fiel escudero y solvente guardaespaldas. Darío y Zabaleta estuvieron bravos, se intentaron enganchar cuando parecía que se les estaba escapando el partido y acabaron cediendo ante unos rivales que siempre dominaron en el luminoso salvo en el empate a uno.

El delantero ezcarayense buscó repetir la final (y la posterior victoria) alcanzada por su paisano Víctor junto a su pareja de baile, Zabaleta. Pero a Darío no se le vio cómodo en el golpeo en ningún momento y Altuna le birló la iniciativa y le obligó a defenderse más de lo que pretendía el riojano. Tampoco Zabaleta estuvo como en ocasiones anteriores. Pese a la capacidad para anticipar la jugada y llegar con facilidad a pelotas complicadas, al de Echarren le faltó contundencia y cometió seis errores, algunos de ellos remediables.

Cierto es que pese a que eran los colorados los que llevaban la iniciativa en el marcador, los azules siempre estaban al acecho para intervenir si se despistaban. El objetivo inicial parecía cargar el juego y desgastar a Martija de cara a la fase decisiva del enfrentamiento. No lo consiguieron. Sufrió cuando Zabaleta consiguió arrinconarle en el diez, pero fue en escasas ocasiones. Tiró de solvencia para evitar apuros y dejó que su compañero luciera y resolviera.

No hubo tacadas grandes hasta que dos fallos consecutivos de Zabaleta permitieron la primera brecha importante (12-8). Reaccionaron los azules. 12-9. Nuevo tirón con un Altuna ya dominador y que parecía oler la sangre (15-9). Nuevo arreón de Darío y Zabaleta, con cuatro tantos seguidos culminados por el mejor punto del partido, con los dos al ataque y Altuna intentando defenderse con el papel cambiado de zaguero (15-13). Sí había partido. O no. Porque de nuevo el de Amézqueta tiró de galones para decidir ya definitivamente el choque y coger el billete para la final del domingo.