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Pablo García Mancha
Martes, 20 de septiembre 2016, 18:04
«Nunca critico a un presidente, tengo por norma tratar de entender sus decisiones, pero lo digo con toda la sinceridad: no encuentro una justificación a la forma a la que me ha cerrado la puerta grande. Puedo entender que en el primero no me ... las haya dado, pero en el segundo que me las quite otra vez... Sólo encuentro una explicación: que el presidente se sienta orgulloso de que no salga a hombros hoy yo aquí. Es una falta de respeto tremenda a un torero que lleva 27 años en la profesión, lo digo sinceramente». Así se expresaba Enrique Ponce, muy dolido con la decisión del presidente del coso de la plaza de toros de Logroño, Manuel González, de no concederle la segunda oreja.
Y Ponce reconocía que en otras ocasiones había podido existir alguna duda, pero en esta ocasión no encontraba matices: «No hay una razón justificada. Los he matado bien, los he pulseado a los dos y más allá de toda la técnica, los he toreado con el alma. No lo entiendo. Esto no debería ser así porque es muy injusto». Y remarcaba Ponce que lo decía desde la frialdad más absoluta: «La calentura se me ha pasado y he estado muy quemado porque llevo toda la vida buscando una tarde así en Logroño. Y además matando los toros, como me he entregado, una tarde de cuatro orejas rotunda».
Ponce decía, además, que «estará satisfecho el hombre con lo que ha logrado y ha conseguido. He tenido ocasiones en las que he cuajado toros y los he pinchado, pero hoy ha sido todo distinto. Que un presidente lo niegue de esa manera no tiene ninguna explicación».
El diestro valenciano avisó que no sabía si iba a volver a Logroño el año que viene: «A estas alturas no sé si voy a seguir toreando, pero la realidad es que el presidente se ha hecho el señor en el paco y no se puede agarrar a ninguna justificación para negarme los trofeos. Sólo hace falta ver la forma en la que he entrado a matar al segundo toro de mi lote». El torero confesó que estaba «triste porque creo que me merecía la salida por la puerta grande en una tarde en la que podría haber cortado hasta cuatro orejas. Son cosas incomprensibles que no tienen sentido y que van, además, contra el sentimiento generalizado de la mayor parte de los aficionados y el público» que acudió a La Ribera.
Y fue más allá: «A a la mínima que sea un poco aficionado ha tenido que ver la forma en la que he estado con los dos toros de la corrida. Me voy triste de Logroño por la decisión tan incomprensible que ha tomado conmigo».
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