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Pablo García Mancha
Domingo, 21 de septiembre 2014, 21:20
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Pablo Hermoso de Mendoza puso la plaza de Logroño bocabajo tras dos actuaciones sensacionales ayer ante sendos toros de Carmen Lorenzo. El navarro cortó dos orejas al cuarto y pudo haber cortado otras dos tras una maravillosa faena en el primero, con el que bordó el toreo a lomos de Chenel, un caballo que se lesionó hace dos años en esta misma plaza, y en la que ayer se desquitó con una actuación sencillamente estelar. El toreo de costado y ese dejarse llegar la embestida hasta milímetros de las monturas destaron la locura en la plaza.
Su fallo con el rejón de muerte le privó de un triunfo apoteósico. Sin embargo, en el cuarto, otro gran toro de Carmen Lorenzo, formó un enorme lío a lomos de Disparate con sus espectaculares Hermosinas. Después salió Habanero, que se enfrontiló una y otra vez con el toro y tras un sensacional par a dos manos a lomos de Pirata, cobró una gran estocada que le abrió los goznes de la puerta grande. La plaza, que registró una sensacional entrada, se volvió loca con el toreo del jinete navarro.
Manzanares cortó una oreja a un noble toro de Juan Pedro Domecq, atacado, suave y sin demasiado fondo. El diestro alicantino no se ajustó especialmente en los lances, pero su elegancia hizo el resto. La oreja la ratificó con la espada. Con el primero, un inválido, nada pudo hacer.
El torero Paco Ureña, que sustituyó a Enrique Ponce, no estuvo a la altura de la expectación generada con la corrida. Dispuso de dos toros manejables, pero sus faenas no pasaron de voluntariosas. Resultó silenciado en su lote
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