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Para las nueve y media, hora a la que levanta la persiana de su tienda, María Alonso ya lleva dos horas y media en el ... taller que también tiene su establecimiento de la calle Torremuña reparando máquinas de coser. Porque las vende, pero también las arregla. De hecho, los lunes por la mañana hace una ruta por diversos municipios de La Rioja Baja y Navarra recogiendo máquinas que dejará como nuevas durante la semana para devolverlas a sus dueños el lunes siguiente. A la hora de comer, ese mismo día, se pasa por el entorno de Miranda, mientras que las de La Rioja Alta las puede atender el fin de semana, cuando se acerca a Santo Domingo de la Calzada, donde su padre comenzó, en su librería de la cuestita junto a Las Bolas, con el negocio de las máquinas que ahora lleva ella.
Porque si otros efectos se usan y se tiran, muchas máquinas se arreglan. Las hay por 100 euros pero también de 8.000 y claro que merece la pena repararlas, señala María, quien también afirma que, para mantenerlas en forma y que no se agarroten, requieren limpieza y engrase. Ahora mismo es servicio técnico oficial de las marcas Alfa, Sínger, Bernette y Bernina.
La tienda. Situada en la calle Torremuña 3, luce casi medio centenar de modelos, todos distintos, y numerosas «chuches costuriles» tijeras, cúteres, marcadores, reglas varias, guías... Además, repara máquinas.
En la red. En internet se encuentra como https//mariamaquinasdecoser.com/o. Su perfil de Instagram es mariamaquinasdecoser.
En su comercio cuenta con casi medio centenar de máquinas, todas ellas distintas. Algunas con pantallas con las que programar la labor que se desea de las mismas. Muestra la comerciante una labor que ha requerido 12 horas de ordenador, pero que, una vez dadas todas las instrucciones, el bordado se ha hecho sin un solo error, perfecto, en setenta minutos. Para una única pieza es demasiado, cuenta, pero para replicarlo... También cuenta con las máquinas sencillas y con lo que denomina «chuches costuriles», que son desde tijeras variadas, incluso con formas de guitarra de rock o de Torre Eiffel, a cúter con base para cortar almazuelas. Con hilos de todos los colores y materiales, está asombrada porque los que le están desapareciendo con más rapidez esta primavera son los de color flúor.
¿Quién va a su tienda? Hay mucha afición a la costura, señala. No es un comercio al que se venga todos los días, pero sí asiduamente, bien por mantenimiento, por agujas que se necesitan... relata María Alonso, quien suma ya 29 años en estas tareas. Y recuerda que su familia, de Santo Domingo se instaló en la Gran Vía, en la Torreblanca y, de ahí, a Torremuña y Colón, hasta que por fin se concentró en Torremuña.
En la pandemia, como a tantos otros, la cuenta de Instagram que tenía le vino bien porque pudo darle más usos. Y así nació luego la web, la tienda 'on line' e incluso los tutoriales que cuelga en IG, pocos porque no le da la vida, pero se ha preparado un estudio de grabación casero para montarlos.
Estos días se los ha tomado un poco más tranquilos. Las fiestas del Santo la llaman.
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