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M. J .LUMBRERAS
LOGROÑO.
Lunes, 4 de junio 2018, 08:44
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Una gran alfombra de motivos florales, elaborada con recortes de madera teñidos, esperó ayer la salida de la procesión del Corpus en la capital. Se extendió desde los primeros números de la calle, desde el Palacio de los Chapiteles, hasta la puerta de la concatedral de La Redonda. La de ayer, con fondo teja y flores en verde y azul, se pudo disfrutar a conciencia por varios motivos. Porque hizo una mañana estupenda, que aprovechó mucha gente para acercarse y porque el trabajo fue de lo más respetado -también hubo encargados de vigilar que así fuera-, con lo que se conservó en las mejores condiciones hasta que finalizó el paso de la comitiva procesional.
Allí estuvieron, abriendo la marcha tras una eucaristía con La Redonda a tope, los estandartes de las distintas cofradías logroñesas, pero también el de la Virgen de La Esperanza o los de los grupos de la adoración nocturna. No faltaron tampoco los niños vestidos de primera comunión con sus trajecitos blancos.
La custodia con el Cuerpo de Cristo recorrió, tras pasar por Portales, los Muros, donde aún compartió espacio con algunos de los efectos que quedaban de la recién terminada celebración de la Media Maratón -la mañana ayer en Logroño fue de lo más completa- y, por fin, regresó a la concatedral por la calle Sagasta. Ya para aquel momento en las alfombras quedaban pocas flores porque la procesión abrió una veda que los paseantes aprovecharon para mezclar los colores una vez que las flores habían cumplido su función.
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