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Jonathan Herreros
Las plazas de abastos, en peligro de extinción

Las plazas de abastos, en peligro de extinción

El cierre del Mercado de Murrieta es el reflejo del deterioro imparable del resto de mercados de barrio

África Azcona

Logroño

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Domingo, 26 de noviembre 2017, 21:39

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El Mercado de Murrieta y su inminente cierre es un claro ejemplo de una realidad que parece imparable. Lejos del esplendor de antaño, los mercados de abastos de toda la vida de Logroño se debaten entre la vida y la muerte. Con decenas de puestos cerrados, algunos como los privados de Múgica, Patricia y Milicias presentan un aire apocalíptico, donde no faltan los héroes; quienes se colocan detrás del mostrador. Y es que los que quedan abiertos han demostrado una gran capacidad de resistencia como los que aún despachan cada día en estos mercados. Entre los tres suman 202 puestos, de los cuales solo están ocupados 22. Un 10% o, lo que es lo mismo, únicamente uno de cada diez sigue con actividad.

En San Blas y El Corregidor se nota mayor actividad, aun así cada vez hay menos puestos abiertos y más carteles de 'se vende'. Tras llamar a uno de ellos, esto es lo que nos contestan. «Llevo desde el 2005 intentando venderlo, pero no llama absolutamente nadie desde que dejé el puesto del Corregidor y eso que es uno de los mejores, diáfano, con persiana eléctrica... Pido 30.000 euros». Con una capacidad para 44 puestos, están abiertos 22. Hubo un momento en que todos sus puestos estuvieron abiertos. «Afortunadamente tenemos buena clientela que valora la calidad de nuestros productos y el buen servicio», remacha Juan Hijazo, de Carnicería Rituerto.

El que se enfrenta a un peor pronóstico es el de Múgica con cuatro puestos abiertos de los 30 disponibles. Aquí la situación no es nueva, pero la irrupción de nuevos 'híper' en el centro de Logroño ha terminado por cercar a este mercado situado enfrente del colegio Los Boscos. «Ahora dicen que van a abrir uno nuevo en el antiguo Correos, esto va a ser ya la guerra de los supermercados», ironiza Ana, con 35 años a sus espaldas en su puesto de verduras, los cinco últimos «con pérdidas del 40%».

Sólo cuatro lleva María José. Llegó dispuesta a comerse el mundo y no le va mal. Le da para pagar gastos (200 euros de alquiler al mes por el puesto, incluidos gastos) y «para vivir»: «Claro que yo no me conformo con quedarme detrás del mostrador, salgo a la calle a repartir publicidad de mi carnicería y me recorro todos los bares y restaurantes para ofrecerles nuestros servicios. Llevo fama de ser muy insistente, pero mi marido se quedó en paro y hay que tirar para adelante. Estoy contenta. En la Laurel me conocen de sobra», señala sin ocultar la otra cara de la moneda: «No sé lo que son las vacaciones...».

La situación no es mucho mejor en el mercado Milicias. Gisela Echarri, de 58 años, su inquilina más veterana, («cuando llegué era la más joven y ahora soy la mayor») tiene su teoría sobre la falta de relevo generacional en los puestos y el hecho de que las plazas se queden vacías: «La gente se ha acomodado y también tienen mucha culpa las ayudas estatales. Ahora, hay parejas que se apañan: él cobra los 400 euros y ella otros 400. Con los 800 más alguna chapucilla de aquí y de allá se van apañando, sin tener que estar aquí dándolo todo».

Actualmente sólo quedan abiertos 7 de los 32 puestos, pero ella cree que, bien llevado, («no solo esperando la subvención que dan por apertura de negocio», un puesto es garantía de trabajo. «Yo tengo clientas de treinta y tantos, que quieren seguir consumiendo producto local y de calidad, el mismo que compraban sus madres, yo estoy encantada y no pienso en la jubilación...».

De los 202 puestos que suman Patricia, Milicias y Múgica, sólo están ocupados 22

Todo empuja al declive de las decaídas plazas: La crisis, nuevos hábitos de compra, las grandes superficies... Pero hay casos, como en el Mercado Patricia, con entrada desde avenida de la Paz y Duquesa de la Victoria, donde se suman otras circunstancias: el «bloqueo» en la relación con los propietarios-herederos del viejo inmueble, lo que hace inviable cualquier tipo de mejora o aspiración de afrontar cualquier innovación. «Ante la dejadez hemos intentado unirnos, pero por nuestra cuenta no podemos hacer nada. Ni siquiera creemos que se busque el desalojo forzoso para darle una nueva salida, simplemente no hay interés en sacar el mercado adelante y darle otro aire», señala Manuel Montaña, con contrato indefinido como los otros cinco que aún aguantan en este mercado que un día albergó los Cines Atenea. «El mercado tendría vida, yo tengo más trabajo del que puedo atender y la clientela vuelve: se cerró por obras del tejado y han seguido viniendo.... ». En la actualidad están abiertos 6 de los 30 puestos y eso sin contar una segunda planta, con otros 30, que nunca ha llegado a abrirse.

De momento, la que mejor salud goza es la histórica plaza de San Blas, aunque en estos momentos también busca reinventarse con nuevas fórmulas que le devuelvan el esplendor de «los felices 70-80» y sea nuevamente el 'templo' de abastos que cada día recibía la visita de cientos de clientes. El Ayuntamiento, propietario del mercado, está a punto de hacerles una propuesta, aunque no saben por dónde puede ir.

«No nos pueden plantear el traspaso de la propiedad, porque es un edificio protegido, y si lo que quieren es que lo gestionemos nosotros, pues la verdad, la mayoría lo vemos muy complicado, porque habría que nombrar un gestor que se encargara de servicios que ahora realiza el Ayuntamiento como limpieza, manteniemiento....», advierte el portavoz José Ricardo Galilea, de 49 años y desde los 16 en San Blas. «Yo lo dejo, porque he encontrado algo mejor, pero el mercado tiene futuro...».

  1. 1

    San Blas (1929)

    Sonia Tercero

    Es unicipal. Un puesto de 14 metros cuadrados tiene un coste de 430 euros/mes. El último en irse fue la pescadería y la próxima apertura es una nueva frutería ecológica. J.Ricardo Galilea, que lleva 33 años en San Blas dice: «No hay relevo porque no hay jóvenes formados, ¿dónde se forman para ser carniceros? Sería una apuesta laboral segura».

  1. 2

    El Corregidor (1960)

    Sonia Tercero

    Privado. De los comerciantes. Hay 44 puestos y 22 están en la actualidad ocupados. El último en irse fue un comercio de precocinados. José Manuel, que lleva 4 años como carnicero en El Corregidor asegura que «el alquiler de cada puesto ronda los 500-600 euros. Estoy arrendado, pero a mí me salen las cuentas, aunque trabajando once horas diarias»

  1. 3

    Milicias (1981)

    Sonia Tercero

    Privado, de los comerciantes. En este mercado hay 42 puestos, 7 ocupados (3 carnicerías, 2 pescaderías, 1 charcutería y 1 frutería). En 2015 eran 14. El último en marcharse fue una frutería. Gisela Echarri, que lleva 36 años en Milicias, apunta que «mucha gente se ha jubilado y nadie coge los puestos, pero los que seguimos abiertos nos mantenemos bien».

  1. 4

    Patricia (1972)

    Sonia Tercero

    Privado. Es de los herederos del fundador. Tiene 100 puestos, hoy 6 están ocupados (1 pollería, 2 carnicerías, 1 abacería, 2 pescaderías). El último negocio en irse fue una frutería, en julio. Ahora está en avenida La Paz. «Mi madre abrió la pollería cuando yo tenía 5 cinco años. Esto es mi vida, pero me voy quedando solo», explica Manuel Montaña

  1. 5

    Múgica (1981)

    Sonia Tercero

    Privado. De los comerciantes. Tiene 30 puestos. 4 están abiertos (2 carnicerías), 1 charcutería y 1 verdulería/frutería). El último local en cerrarse era el de una frutería. «Cogimos 2 puestos hace 4 años. Yo no me quedo detrás del mostrador, encargué unos folletos y salgo a la calle a repartirlos. También visito bares», explica María José.

  1. 6

    Murrieta (1973)

    Justo Rodriguez

    Privado. Es de los herederos del fundador. La actividad terminará en mayo. Tiene 30 puestos, de los cuales hay 5 abiertos (3 carnicerías, 1 pollería, 1 pescadería). El último en irsen fue el Bar César (septiembre), después lo hizo una frutería (octubre). «Los clientes no faltan. Vivir..., vivo, pero las grandes superficies nos rodean», afirma Felipe Echarri, que lleva 43 años en Murrieta).

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