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Piden 4 y 5 años para una pareja acusada de traficar desde un bar de Logroño

La mujer procesada recibía los pedidos en su lugar de trabajo y su compañero le acercaba la droga desde el piso que compartían

LUIS J. RUIZ

LOGROÑO.

Domingo, 14 de octubre 2018, 23:01

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Durante cuatro meses, la Policía Nacional siguió el rastro de M.L.H. y de O.E.C. Eran pareja, compartían vivienda y entre los dos habían conseguido establecer en la capital riojana un lucrativo negocio de tráfico de estupefacientes que pivotaba en torno a dos puntos de distribución: uno, las proximidades de su domicilio habitual; otro, la barra del bar en el que trabajaba O.E.C. (43 años de edad, nacionalidad paraguaya y sin antecedentes penales) y desde la que, dice la Fiscalía, entre cafés, cocacolas y pinchos de tortilla daba salida, fundamentalmente, a pequeñas cantidades de hachís y speed, pero también cocaína.

M.L.H. (53 años de edad y de nacionalidad española) no era un desconocido para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Tampoco para la Audiencia Provincial de La Rioja, que le volverá a juzgar el próximo martes 16 de octubre por un delito contra la salud pública. En su momento ya fue condenado a una pena de tres años de prisión por unos hechos similares.

EL JUICIO

  • uCuándo 16 de octubre en la Audiencia Provincial.

  • uAcusados y pena La pareja formada por M.L.H. y O.E.C. para los que piden 5 y 4 años de prisión, respectivamente.

  • uLos hechos La pareja vendía sustancias estupefacientes (sobre todo hachís y speed) desde el establecimiento de hostelería en el que trabaja O.E.C. Los clientes le hacían su 'pedido' y M.L.H. llevaba desde la vivienda que compartían la droga. En ocasiones puntuales también vendían drogas desde su domicilio a otros camellos que posteriormente revendían las sustancias estupefacientes.

Más allá de los intercambios esporádicos que tenían lugar en la vivienda de la pareja, la mayor parte de las transacciones se realizaban en el establecimiento hostelero. La forma de actuar era, según se desprende del escrito de acusación del Ministerio Fiscal, siempre similar: los clientes que acudían hasta el bar para hacerse con algún tipo de droga se la solicitaban a O.E.C., que se ponía en contacto con su pareja. Recibido el encargo, M.L.H. se trasladaba hasta el establecimiento y hacía entrega de la sustancia. La mayor parte de esos compradores eran «consumidores finales» con los que «aleatoriamente realizaban intercambios» ambos acusados. Pero junto a ese perfil de comprador también estaba el del intermediario que adquirían las sustancias para revenderlas. Con estos últimos sólo se relacionaba M.L.H.

El acusado ya fue condenado por la Audiencia Provincial por un delito similar

El negocio que habían conseguido levantar comenzó a hacer aguas a partir del 12 de abril del 2015, cuando los agentes interceptaron a M.L.H. en avenida de Navarra con tres trozos de hachís (menos de 18 gramos), dos papelinas de anfetamina y una de cocaína. Un mes y medio después (27 de mayo) le sorprendieron en la calle Herrerías con algo más de un kilo de hachís (valorado en unos 5.500 euros) que pretendía vender a una tercera persona. Además, el 26 de junio y cerca de su vivienda, los agentes certificaron la venta de 8,3 gramos de speed y casi 2 de hachís a un consumidor habitual.

La operación se cerró el 7 de julio del 2015 con sendos registros en el bar en el que trabajaba O.E.C. y en la vivienda de la pareja. En el primero hallaron 67 gramos de hachís, medio gramo de cocaína y 470 euros en billetes pequeños; en la vivienda, 197 gramos de hachís, 2,75 de marihuana; además de balanzas de precisión, cuadernos con registros de sus ventas y 3.200 euros en efectivo.

El fiscal pide para M.L.H. cinco años de prisión (le aplica la agravante de reincidencia) y cuatro para su pareja, O.E.C.

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