La pasión riojana llevada al traje regional a la medida
El comercio de Gonzalo de Berceo 23 posee hasta 10.000 referencias
La mercería que Esther Gibaja lleva junto a su marido, Ángel Puerta, recibe con un par de vitrinas, una llena de alpargatas y otra con ... los pendientes, broches y zapatos negros que un traje regional riojano, en sus distintas variantes, ha de llevar. No son los únicos elementos precisos que posee. Un gran expositor a un lado de la tienda muestra otras piezas indispensables, desde las faldas rojas de lana a las camisas negras o los chalecos de la indumentaria masculina. Hechas a mano, puntualiza. Y bien que le cuesta encontrar algunas de las telas. Alguna vez las ha logrado en el entorno de Valencia, pero ya en la última ocasión terminó desplazándose hasta Cáceres. Los pañuelos con flecos que enseña, uno en tonos rojos y otro amarillo, ya tienen dueño. Se van a Grañón, donde han apostado por recuperar sus danzas, explica.
Quien desee confeccionar el traje por su cuenta, también encuentra en el establecimiento buena parte de los materiales necesarios. En cualquier caso, cuenta Esther Gibaja, la relacionada con la vestimenta regional es una de las partes de la actividad de su tienda.
MERCERÍA ESTHER
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Dónde La tienda se encuentra en Gonzalo de Berceo 23 desde hace 30 años y antes aún estuvo en Gonzalo de Berceo 24, casi enfrente.
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Qué tiene Es una mercería clásica, con hasta 10.000 referencias. Destaca todo lo relacionado con trajes regionales.
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Red Está en las redes sociales y en su web ofrece visita virtual 360º.
Porque la suyo es además una mercería clásica, aunque con cerca de 10.000 referencias en sus baldas y estantes. Allí acuden sus clientes a por prendas de ropa interior, pero también a por pasamanería, cremalleras, cintas de cualquier color, hilos... y a consultar las dudas de cualquier tipo que les van surgiendo en sus labores de costura. De entre quienes van, se acuerda de los alumnos de la Escuela Superior de Diseño, una de cuyas especialidades es la moda, porque le resultan especialmente agradecidos. Menciona incluso algún caso de venta gestionado con el traductor de idiomas de por medio.
«Todo lo que saco lo meto en la tienda». Lo invierte en productos novedosos, explica. Y recuerda a continuación una frase de su madre, Toñi García, la fundadora del negocio hace 46 años: «Si tienes cuatro, puedes vender cuatro; si tienes dos, no puedes vender cuatro».
Esther creció en la mercería y le sigue gustando mucho su trabajo. Como tiene hijos, es consciente de que no puede estar sin presencia en las redes sociales. «Si no estás, no existes, lleves los años que lleves». Por eso las tiene y las usa. En su web incluso ofrece la posibilidad de realizar un recorrido virtual de 360 grados por el establecimiento en el que, al clicar, se despliegan explicaciones sobre el producto seleccionado.
Ello no quita para destacar que, en la visita presencial, se pueden ver de cerca y tocar todos y cada uno de cientos y cientos de elementos que expone, todo ello junto a un trato personalizado. Porque le pasa más de una vez que, en los arreglos que realiza para quien se lo pide, se encuentra con compras llevadas a cabo 'on line' que, al final, hay que ajustar. La adquisición a distancia a veces tiene eso.
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