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Logroño en sus anuncios

Logroño en sus anuncios

MARCELINO IZQUIERDO VOZMEDIANO

Sábado, 9 de diciembre 2017, 23:43

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«La publicidad se basa en la observación de que un sujeto es, en realidad, dos: el que es y el que le gustaría ser». William A. Feather

Uzqueda rebusca entre la publicidad histórica varias señas de identidad de la capital riojana

Taquio Uzqueda, pintor, ilustrador, diseñador, coleccionista y hombre inquieto donde los haya, acaba de publicar 'Logroño en la publicidad' (Editorial Siníndice), una colección de dibujos, postales y antiguos anuncios publicitarios en los que rebusca las señas de identidad de la capital riojana. Con el asesoramientos histórico y los textos de Federico Soldevilla, repasa Uzqueda el mundo de la postal publicitaria a lo largo de más de cinco décadas del siglo XX, en el que ha tratado de no olvidar ningún gremio ni profesión que operara en la ciudad: automoción, calzado, cines y teatros, clínicas, colonias, conservas, embutidos, construcción, deportes, dulces y caramelos, farmacias, droguerías, laboratorios, ferreterías, fotografía, hostelería, imprentas, librerías, bebidas, talleres e industrias, modas, muebles, música, ópticas, relojerías, religiosas, sombrererías...

De todo ellos, hemos escogido dos anuncios de postal de dos sectores muy alejados entre sí, como lo son los laboratorios dentífricos y la fotografía, pero ambos imágenes con un innegable encanto en cuanto a diseño.

Esmalte dental rojo

Hasta hace tan sólo unos años, Laboratorios Orive era una de las firmas logroñesas con más prestigio nacional. Fundados por el brionero Salustiano Orive, durante décadas estos laboratorios se hicieron famosos por su Licor del Polo, que fabricaban en su factoría de la carretera de Soria, además de dar empleo a decenas de riojanos y, sobre todo, de riojanas.

Tras la Guerra Civil, la firma logroñesa sacó al mercado un nuevo e impactante producto: el esmalte dental 'El torero'. 'El torero' era una pasta 'blanquirroja' que, en un primer momento, dejaba los dientes colorados, pero que, tras el conveniente enjuagado, quedaban como la cal. Además, el esmalte hacía las delicias de los niños imitando -en broma, claro está- al Conde Drácula. El anuncio corresponde a una postal de felicitación del nuevo año 1952.

La otra postal publicitaria corresponde al gremio de la fotografía, que Enseñat extendió a los aparatos de cine y de radio. Durante los años cincuenta y sesenta, el comercio de Enseñat, situado en la calle General Mola nº 116 (actual Portales), ofreció los complementos necesarios para las excursiones: una buena cámara fotográfica y un transistor con el que poder escuchar buena música en plena naturaleza.

La imagen elegida parece la de una viñeta esbozada por alguno de los dibujantes más populares de la época, con la inconfundible 'scooter' y un mojón kilométrico que bien recuerda a la antigua carretera de Soria, con el paisaje camerano de fondo.

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