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Uno de los detenidos saliendo de un bar con la caja registradora. :: p.n.
Los ladrones de la doble fila

Los ladrones de la doble fila

A parte de actuar en coches estacionados en la calle y párkings, los delincuentes están acusados de robos con fuerza en bares Dos detenidos especializados en hurtos en zonas comerciales

LA RIOJA

LOGROÑO.

Jueves, 1 de enero 1970

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La Policía Nacional ha detenido a dos delincuentes «especializados» en hurtos al descuido en Logroño, en el centro de la ciudad y zonas comerciales. Las investigaciones que han llevado a estas detenciones comenzaron al detectar los agentes un aumento significativo en las denuncias por hurto en el interior de vehículos, durante el mes de septiembre y el inicio de octubre. Los autores merodeaban por las calles del centro de Logroño, sus zonas comerciales y los aparcamientos, comprobando, tras accionar la manilla de apertura de las puertas, si los coches estacionados se encontraban abiertos o con sus ventanillas bajadas.

Con esta modalidad delictiva llegaron a hacerse con más de treinta tarjetas de crédito, con las que realizaron compras y extracciones de dinero en cajeros por valor de más de 14.000 euros, además de apoderarse de diversos objetos de valor. Los detenidos son dos hombres de nacionalidad española, de 37 y 34 años, con numerosos antecedentes. Tras detectar un aumento significativo en las denuncias por hurto se procedió al establecimiento de un dispositivo de prevención e identificación. Además, se intensificó el control sobre delincuentes habituales, algo que pronto daría sus frutos al identificar a estos dos hombres, ya conocidos y especializados en esta modalidad delictiva.

Los autores también controlaban los coches estacionados en doble fila, tanto de particulares como los dedicados al reparto de mercancías, por si sus usuarios los dejaban sin cerrar. Una vez detectado el vehículo en cuestión, rápidamente, acometían su asalto sustrayendo los objetos de valor como carteras, dinero o teléfonos móviles.

Los bares y establecimientos comerciales eran asaltados tras forzar sus persianas de protección y fracturar el cristal de sus puertas o ventanas, dirigiéndose a la caja registradora o a otras dependencias dónde pudiera estar guardado el dinero para hacerse con él, todo ello en escasos minutos. De las carteras sustraídas, utilizaban las tarjetas de crédito para cometer estafas, realizando reintegros en cajeros, si estaban en posesión del número secreto o efectuar pequeñas compras que nunca llegaban a superar los 20 euros, ya que no necesitan la introducción del número secreto de la tarjeta. Llegaron a hacerse con más de treinta tarjetas, con las que realizaron compras y extracciones de dinero en metálico en cajeros por más de 14.000 euros.

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