Guerra a los chicles

El Consistorio ha vuelto a retomar las campañas de concienciación ciudadana contra el desechado irresponsable de chicles en la ciudad. Un proyecto que se puso en marcha en el 2011 y que, según las valoraciones de los técnicos municipales, ha conseguido la reducción de más del 20% de chicles pegados en las vías públicas.

El concejal de Medio Ambiente y Eficiencia Energética, Jesús Ruiz Tutor, anunció ayer la puesta en marcha de la campaña 'No tires los chicles al suelo' que tiene como objetivo «conseguir que sea una costumbre que después de sacarse el chicle de la boca, lo metamos en un papelito y lo tiremos a la papelera», añadió el edil.

La retirada de los chicles requiere de un equipo especial de limpieza que se desplaza durante el día por las zonas habitualmente afectadas de la ciudad como son El Espolón o las proximidades de las tiendas de chucherías. Esta tarea puede llegar a costar al mes unos 5.400 euros y a lo largo del año, el servicio de limpieza puede quitar alrededor de 200.000 chicles de la calzada.

El elevado coste que supone la retirada de los chicles del suelo se debe a que todos los días, operarios municipales se desplazan por la ciudad, con una máquina de vapor especializada quitándolos. Lo que supone que si el precio de un chicle es de cinco céntimos, su retirada del pavimento cuesta alrededor de 30 céntimos, seis veces más que su precio de compra.

La campaña del 2017 cuenta con distintas acciones. Se colgarán carteles, se repartirán papeles en las tiendas de chucherías para que los ciudadanos depositen el chicle y lo tiren a la papelera y los educadores darán consejos a jóvenes y niños, una actividad que se extenderá al aula medioambiental de La Grajera.