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Las bandadas de estorninos, todo un espectáculo de la naturaleza (en plena ciudad), ayer, por el logroñés barrio de Yagüe. :: Sonia Tercero

Los estorninos ya nublan el cielo

El Ayuntamiento adjudicaba un nuevo contrato para ahuyentar las primeras bandadas de los dormideros urbanos a principios de mes | Logroño activa la campaña de control de una plaga que este año se ha adelantado

Javier Campos

Logroño

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Domingo, 12 de noviembre 2017, 08:20

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Ya están aquí. El vuelo sincronizado de una enorme bandada de estorninos captado hace algunos días por Diario LA RIOJA en el pinar de Yagüe que se ubica en el camino de Valdegastea, frente a las instalaciones de Martínez de Quel, no admite dudas. Los estorninos ya nublan el cielo de Logroño y el Ayuntamiento, con la reciente adjudicación de un nuevo contrato para el control de los dormideros urbanos, ha activado la campaña para ahuyentarlos.

«Lo que ha pasado es que este año han llegado antes, es decir, se han adelantado... el mismo tiempo que se adelantó la vendimia o la maduración de otros diferentes frutos, entre dos y tres semanas», confirmaba ayer el concejal de Medio Ambiente, Jesús Ruiz Tutor. Y es que las migraciones de estas bandadas de aves dependen de las condiciones climatológicas.

«El ruido que hacen es impresionante y su presencia también se nota sobre la carrocería de los coches -en referencia a los excrementos-. Se dejan sentir, sí, pero sin más...», explican desde la citada empresa distribuidora de alimentos congelados, cuyo pinar se ubica en plena ruta de dispersión hacia La Grajera y Las Cañas, de donde van y vienen cada día.

En el 2016 se ahuyentaron 275.000-300.000 aves, lejos de los dos millones de principios de los 2000

Las zonas a vigilar son las de cada año: el Seminario, el solar de Corazonistas, el colegio Obispo Blanco Nájera y aledaños, Madre de Dios, el cementerio municipal, el pinar del Horcajo, Valdegastea, la plaza Joaquín Elizalde y alrededores, la plaza Teresa de Calcuta, la del Coso y avenida de Madrid. Aunque, como bien precisa Ruiz Tutor, «cada año aparecen nuevos dormideros en otras zonas y se realizan controles preventivos en El Espolón, el parque del Ebro o la Casa de las Ciencias».

Durante el pasado otoño-invierno, zonas que trataron de 'colonizar', aunque sin éxito, fueron las calles Monasterio de Suso, Francisco de Quevedo y el parque de San Adrián. Las estimaciones de la pasada temporada fueron que se ahuyentaron entre 275.000-300.000 ejemplares...

Lejos quedan los tiempos en que el cementerio llegaba a registrar la visita de hasta dos millones de aves y los hermanos fossores intentaban ahuyentar sin éxito tan molestas aves con cañones de gas cada atardecer. Incluso los vecinos de barrios como Madre de Dios, Murrieta y el Seminario se quejaban de que ni siquiera podían tender la ropa.

«Hacen mucho ruido y su presencia también se deja sentir en la carrocería del coche», explica un vecino

Hoy, casi 15 años después de aquello, el escenario ha cambiado radicalmente, si bien desde la Administración local, conscientes de que cada otoño hay que permanecer alerta y no bajar la guardia precisamente para no volver a la situación anterior, se trabaja como cada año en el plan antiestorninos... y con cierta previsión, además: el Ayuntamiento acaba de adjudicar a Adda Ops el contrato para el control de dormideros en situación de plaga mediante ahuyentación en las zonas urbanas por un importe de 80.334,32 euros y un período de 18 meses, es decir desde noviembre de 2017 hasta abril de 2019 y, por tanto, dos campañas.

«Ya han empezado con los trabajos, que se desarrollan desde dos horas antes del ocaso hasta una hora después», corrobora el concejal delegado, quien explica que las bandadas pasan el día en los carrizales de La Grajera y Las Cañas y, al caer la tarde, «tratan de entrar en Logroño a dormir para ganar algunos grados de temperatura».

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