Bretón de los Herreros languidece a la espera de nuevos inquilinos

Justo cuando se cumple el primer año del traslado de los viejos juzgados, hosteleros y comerciantes hablan de notables caídas en las ventas y aguardan, aunque con resignación, a que prosperen los planes de las distintas administraciones para devolver el uso al gran edificio entre la propia Bretón y Víctor Pradera. «Lo deseable sería que viniese algo y volviese a abrir sus puertas... pero cuanto antes», apostilla Miguel desde la Vinoteca 'Vino y algo más'.

Sin embargo, quien más, quien menos, sabe que las cosas de palacio, «nunca mejor dicho», van despacio. «Me quedan tres o cuatro años para jubilarme y no creo que lo vea con actividad de nuevo», señala Esther, quien desde el quiosco de la ONCE asegura que, sobre todo en las mañanas, el entorno «ha bajado mucho y se ha quedado muy desangelado».

Desde el Ayuntamiento ya se informó a finales de diciembre que la cesión gratuita de los antiguos juzgados para ampliar el teatro Bretón ya está en marcha -hay un plazo de seis meses para presentar un proyecto con lo que se pretende-, si bien para que el traspaso de la propiedad se haga efectivo serán necesarias las obras que independicen los citados juzgados de la otrora Audiencia. La Delegación del Gobierno, por su parte, mantiene su plan para agrupar los servicios dispersos de la Administración General del Estado en las dependencias con entrada por Víctor Pradera, pero este no dará comienzo hasta completada la citada cesión. Una segunda fase para la que aún no hay ni plazos...

Desde la plaza de abastos se lleva tiempo insistiendo en que la marcha de servicios debe ser compensada con la llegada de otros nuevos que atraigan al público... y no solo en horario de tarde-noche o en fines de semana, caso del teatro. «Las mañanas prácticamente han desaparecido», confirman desde el café Bretón. «Hemos pasado de estar llenos a los cuatro clientes de siempre», concluyen. «Nosotros ahora abrimos una hora más tarde... antes a las 7 de la mañana y ahora a las 8», añaden desde el Victoria, quienes también han notado el gran bajón.

«Lo hemos notado todos, no sólo los bares, y la verdad es que se tenía que haber pensado en una solución para la zona en general antes del traslado en cuestión. Ha faltado, una vez más, previsión... y así nos vemos ahora», denuncia el vecindario.