Un espacio para cultivar hortalizas e ilusión en Logroño
Un proyecto en la calle San Roque arranca con niños de APIR y aspira a que sea utilizado por entidades y vecinos
Lucía García-Blanco
Jueves, 7 de agosto 2025, 13:25
Un rincón olvidado del Casco Antiguo de Logroño se ha convertido en un proyecto donde se mezclan educación, naturaleza y comunidad. 34 niños de la ... Asociación Pro-Infancia Riojana (APIR) participan en la iniciativa impulsada por el Ayuntamiento de Logroño. En el solar de la calle San Roque brotan flores, lechugas y mucha ilusión por parte de los niños participantes.
La concejala de Alcaldía, Gobernanza, Igualdad y Portavocía, Celia Sanz, ha visitado este jueves a los pequeños hortelanos mientras realizaban su trabajo. «La idea es que este jardín comunitario sea un espacio compartido, tanto para entidades como para los vecinos de este barrio», ha explicado Sanz. Además, ha destacado la importancia que tiene promover actividades educativas cuyo objetivo sea concienciar sobre el medio ambiente, la biodiversidad y la sostenibilidad.
El origen de este proyecto surgió a raíz del festival Concéntrico, el evento de arquitectura efímera que transforma espacios urbanos de la capital riojana. Ahora, este huerto se convierte en una colonia urbana alternativa, donde los niños pueden aprender a cultivar, cuidar la naturaleza y a saber convivir con los demás.
«Además de jardineros, se están convirtiendo en hortelanos. Y sobre todo, le están dando vida a un espacio que antes estaba muerto», ha declarado la concejala. Las actividades consisten en plantar hortalizas, realizar talleres de reciclaje y hasta la creación de un espantapájaros que se hará con materiales reutilizables. Todo ello está supervisado por las educadoras de APIR.
Miguel Ángel Muro, presidente de APIR, considera la actividad como «un acierto». Y ha resaltado que «en cuanto los niños han llegado, no han tardado ni quince segundos en coger las herramientas y empezar a plantar. Al final están jugando y eso se nota». A su juicio, el tiempo libre durante el verano puede llegar a convertirse en un reto, sobre todo para los menores que se encuentran en situación de vulnerabilidad. «Contar con una actividad diferente al aire libre donde pueden aprender y divertirse marca la diferencia», ha afirmado.
Un verano desde las raíces
Durante los meses de agosto y septiembre, los niños acudirán de forma regular al huerto. Aunque la producción será más simbólica que práctica. «Ver crecer una planta tiene algo especial», ha confesado Muro. Así lo confirmaba Bahya, una de las pequeñas que forma parte de este proyecto: «Hoy vamos a plantar flores para decorar y hortalizas y verduras para cocinarlas y después comérnoslas».
Las actividades también están pensadas para que participen otras entidades y vecinos del barrio. El Ayuntamiento permitirá que este espacio se destine para proyectos sociales y culturales que de alguna forma fomenten la vida en comunidad.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión