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EDUARDO GÓMEZ
Viernes, 19 de enero 2018, 23:56
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El obsoleto edificio de Correos y Telégrafos (así se llamaba en sus orígenes) se ha convertido en un baldón para nuestra ciudad, hace años conocida como la 'tacita de plata'. Pasan los años, aparece de cuando en cuando algún proyecto, pero 'que si quieres arroz, Catalina'. Y ahí sigue como muestra de la desidia de quienes deberían solucionar el entuerto. Como añadidura del desagradable panorama, en la calle anexa se sitúa una fila de contenedores donde el apretado sector hostelero cercano deposita sus residuos. Todo ello para 'deleite' de los turistas que pasan en tropel por el entorno.
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