Logroño: una ciudad a punta de estilográfica
Jesús López-Araquistain, arquitecto del Ayuntamiento durante 35 años, publica un libro en el que repasa la historia urbanística de la capital en más de 400 ilustraciones
Un retrato de la ciudad actual que trata de explicar su peculiar trayectoria histórica a través de más de 400 dibujos de todos los aspectos que han llamado la atención de su autor. Un catálogo de ilustraciones ciudadanas que abarcan desde las trazas fundamentales de la ordenación urbanística a los pequeños detalles de mobiliario urbano, desde el núcleo original de la capital de La Rioja al territorio que la circunda. Una urbe, en definitiva, a punta de pluma estilográfica bajo la visión de quien sabe muy bien lo que ha pintado... y pinta.
Así podría definirse 'Logroño dibujado', el libro de alguien que ha participado en el desarrollo urbano de su ciudad y el libro de alguien aficionado a pasear sus lugares más recónditos, según la editorial que lo acaba de sacar a la luz, Fulgencio Pimentel. Hablar de Jesús López-Araquistain, al respecto, no es hablar de cualquiera. El arquitecto trabajó durante 35 años como urbanista en el Ayuntamiento de Logroño y es coautor del Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad, tiempo durante el que, además de su faceta profesional, también cultivó una faceta más artística.
La misma que puede verse desde hace algunos días y hasta el próximo 7 de febrero en la sala de exposiciones del Consistorio capitalino, con 93 de las 'plumillas' que forman parte del libro, con el que salda una deuda pendiente con la ciudad a la que le une un triple vínculo: «Es mi ciudad natal, en ella ha transcurrido la mayor parte de mi vida y mi dedicación profesional se ha centrado en su planeamiento urbanístico, desde el servicio de Urbanismo de su Ayuntamiento».
«Quería proporcionar una visión muy amplia de Logroño; que no se redujera a una colección de los monumentos sino que atendiera también a los trazados urbanísticos, las calles, los edificios, el mobiliario urbano...», explica López-Araquistain, quien acompaña sus dibujos de textos explicativos sobre el devenir urbanístico logroñés, algo en lo que tuvo mucho que ver junto con su compañero, jefe y amigo Javier Martínez Laorden, a quien dedica la obra en cuestión.
El urbanista, tan arquitecto como dibujante, desde el principio tuvo claro que quería abarcar toda la historia del crecimiento de Logroño. «Es un libro un poco mestizo porque tiene tres facetas muy diferentes: no es una colección de ilustraciones, aunque contiene ilustraciones; no es una guía, pero tiene las claves para hacer unos recorridos por la ciudad o fijarte en ciertas cosas; y admite el aspecto de historia urbanística, pero tampoco es una historia formal ni mucho menos».
El libro se divide en apartados que crecen en paralelo a la propia ciudad. Abarca desde la formación primigenia de Logroño, el centro histórico y los primeros ensanches, hasta la periferia y territorios como El Cortijo o Varea. «Su división se acomoda a dos criterios: el geográfico y el histórico. Su escala sería el Casco Antiguo, los primeros ensanches de los Muros, la primera corona del gran Logroño macizo de la inmigración y de la manzana cerrada que se trató de corregir a partir de los años 70, algo que se trata en el siguiente capítulo de las periferias, y finalmente el territorio», cuenta.
«Aquí no hay investigación, no aporto nada nuevo al conocimiento sino que más bien intento dar coherencia a los conocimientos que tenemos entre todos», dice tras dos años de trabajo, desde octubre de 2017 a junio del 2019, en una ciudad, además, en constante cambio. «Lo último que hice del libro fue tachar el nombre de la calle Antonio Sagastuy para poner el de Martínez Laorden y ahí me quedé, todo lo que ha habido después no está actualizado. Por ejemplo, dibujé el antiguo cuartel de la Policía Nacional en avenida de Viana y a los cuatro días desapareció, pero en mi libro sigue estando».
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