Calles abiertas, rapidez, bajo coste y flexibilidad

El lema olímpico 'Citius, Altius, Fortius', que significa «más rápido, más alto, más fuerte», puede adaptarse hoy a un nuevo tipo de actuación que permite recuperar el espacio público de manera «más rápida, más extensa y más intensa», sin grandes obras. Es el tipo de intervención que está desarrollando la ciudad de Logroño a través del programa Calles Abiertas.

Esta forma de actuar, conocida también como «urbanismo táctico» fue puesta de moda internacionalmente hace pocos años por la ciudad de Nueva York, que transformó de esa manera muchas calles y el propio corazón de Manhattan. Y que se ha extendido enormemente también en España en los últimos años.

La idea es intervenir, sin costosas obras de infraestructura, con el fin de probar mejoras del espacio público para los peatones, las bicicletas y el transporte público. La transformación, basada en modificaciones del reparto del espacio y la aplicación de elementos de separación y pintura, facilita la comprobación de nuevas soluciones y su ajuste posterior, gracias a la experiencia de su utilización por parte de la ciudadanía.

A medio y largo plazo, cuando surjan oportunidades de invertir más recursos o cuando haya que ejecutar obras de canalizaciones o reposición de pavimentos y servicios, el nuevo reparto del espacio público podrá consolidarse y hacerse permanente con la ejecución de los proyectos correspondientes.

Que Logroño Calles Abiertas se haya iniciado durante la pandemia no es casual. La crisis sanitaria obliga a transformar también de manera urgente, extensa e intensa el espacio público de las ciudades. Hemos comprobado de una manera dramática que las ciudades están demasiado volcadas a las necesidades de los automóviles y no se cumplen las exigencias de la seguridad sanitaria.

Las aceras tienen que ser más anchas para que podamos desplazarnos a pie con seguridad y cumpliendo la legislación de accesibilidad. Y tenemos que recuperar espacio para la estancia de todas las personas y para el disfrute de la infancia, que ha perdido en las últimas décadas el derecho a la calle. Logroño es una ciudad a escala peatonal y sus calles tienen que asegurar y hacer cómodos los desplazamientos a pie.

Otra de las enseñanzas de este periodo doloroso es que la bicicleta debe ocupar un papel relevante en la movilidad urbana. Es otro modo de movilidad activa y saludable que tantas ciudades están promocionando para recorridos algo más largos que los peatonales. Logroño es una ciudad llana y de clima adecuado para que la bicicleta cumpla un papel relevante en la movilidad.

En Logroño Calles Abiertas el Ayuntamiento está utilizando las herramientas que la legislación tiene para facilitar la prioridad peatonal y la recuperación de la bicicleta. Las intervenciones ligeras son un primer paso en la transformación del modelo de movilidad y espacio público excesivamente dependiente del automóvil, que estaba prevista en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible aprobado en 2013.

La pacificación del tráfico en los diferentes barrios de la ciudad es una de las piezas fundamentales de ese Plan, que ahora se pone en marcha decididamente con la aplicación de estas intervenciones ligeras. Calles y barrios para el disfrute de la ciudadanía y no solo para la movilidad motorizada, ese el objetivo del programa Logroño Calles Abiertas.

Mejoras que no se quedan, como ha ocurrido con frecuencia, en el centro urbano, sino que se extienden a toda la ciudad, abarcando diferentes tipos de calles y tejidos urbanos. Mejoras que, como se podrá ir comprobando, permiten ganar calidad de vida y autonomía a la mayor parte de la ciudadanía de Logroño.