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Cuando se habla de comercio en Logroño, hablar de Marañón no es hacerlo de cualquier apellido en la capital de La Rioja. De hecho, y pese a que el modelo de negocio ha evolucionado, concretamente de almacenes a textiles, la denominación se mantiene a la par que el firme propósito de vestir hogares, tal y como llevan haciendo entre dos siglos.
José Luis Marañón, quien desde hace un década regenta una tienda en el número 4 de la calle Juan XXIII, es la tercera generación de una familia de comerciantes de ciudad, y su establecimiento, es el heredero de quien entre la década de los 30 y los 40 abrió sus puertas para, a partir de ahí, crear escuela.
Textiles Marañón Profesionales en cortinas, reza en el escaparate, herederos de los pioneros Almacenes Marañón (fundados por su abuelo en la primera mitad del siglo XX).
José Luis Marañón Tercera generación de comerciantes (él se define como fabricante-artesano... decorador) que mantiene el negocio en el número 4 de Juan XXIII.
Textiles Marañón, de hecho, es el sucesor de los en su día Almacenes Marañón, los que abrieron en el Logroño en blanco y negro manteniéndose hasta llegado el color, aunque fue su cierre y reconversión en la aventura emprendida en solitario por José Luis la que permitió recuperar tan insigne apellido en un rótulo que sigue haciendo historia.
Una historia cuyo último capítulo, el que se escribe en el presente, tiene a las cortinas como protagonistas. «Cortinas, solo cortinas, todo cortinas... es todo un mundo, tan amplio, bien surtido, y con tantas posibilidades que te asombrarías», explica ufano José Luis. «Lo mismo nos da cortar tejidos, que fabricar enrollables...», puede leerse en su última publicación en redes sociales.
«Hacemos las cortinas como se hacían antiguamente: tomo medidas viendo lo que hay, planteamos qué puede encajar dependiendo de la casa y venimos aquí, analizamos posibilidades y hacemos números...» explica quien se define como 'fabricante textil', aunque precisa que «si eres fabricante, eres artesano». Y es que Marañón presume de proceso 'artesano', con taller propio donde las modistas (gremio que tiende a la desaparición, apunta) dan forma a todo tipo de telas. Tampoco la tienda es una tienda al uso. «Cuando corto rieles o monto mecanismos, esto parece una ferretería», bromea.
No siempre ha sido así en Marañón, en cualquier caso, pues en su día los Almacenes como tal empezaron con piezas de sábanas –él las llegó a llevar de niño en la bici–, que luego ya se convirtieron en juegos; y no fue hasta que José Luis abrió por su cuenta inicialmente en la calle Chile cuando se incluyó hogar en general (vendiendo en Logroño los primeros interiores nórdicos, dice), especializándose en cortinas –y técnico para empresas, oficinas y otros espacios– y dando definitivamente rienda suelta a su faceta de decorador ya en su nuevo emplazamiento. «Me gusta decir que no solo vendo, sino que ayudo y asesoro», concluye.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
Juanan Salazar | Logroño
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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