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El 'soldado' García y el resto de 'tropa' brinda tras la entrega de la placa de homenaje. :: j. m.
El adiós del 'Soldado'

El adiós del 'Soldado'

El hostelero Manolo García recibe el homenaje de La Laurel con motivo de su jubilación al frente de la popular taberna

JAVIER CAMPOS

Jueves, 1 de enero 1970

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Las tropas hosteleras de La Laurel en agradecimiento a los 55 años de combate de Manolo García Nájera, el soldado que tuvo por armas sardinillas y guindillas y batalló por preservar el vino en porrón». Así reza la placa de reconocimiento con la que la Asociación de Hosteleros de la Zona de Laurel quiso ayer homenajear a quien durante décadas ha regentado 'El Soldado de Tudelilla', Manolo, su popular ideólogo desde que aterrizara por esta barra de la calle San Agustín allá por 1989 y que vivirá hoy su último día en la popular taberna logroñesa.

«Me siento muy bien, muy a gusto, muy arropado por toda esta cuadrilla de amigos...», decía emocionado quien explicaba que estas últimas semanas, desde que trascendiese su jubilación y, por el momento, el cierre de su establecimiento, ha ido contando los días que le faltaban «como en la mili: un día menos, un día menos, y el día que llega, dices, 'jodo', ha llegado y es duro... pero todo tiene un principio y un final». García, tras toda una vida dedicado a ofrecer a su clientela, que es legión, buen comer y mejor beber, agradecía el gesto a todos los presentes, alcaldesa de Logroño incluida, y confesaba que su único secreto ha sido «querer trabajar» y «estar rodeado de buena gente».

E igual de unánime que era el gusto por las sardinas con guindillas y la ensalada de tomate -especialidades de la casa, según dice porque «son las de toda la vida»- fue la coincidencia de «lo mucho» que ha supuesto la figura del 'Soldado' para Logroño en general y para la zona de vinos y pinchos por antonomasia de la capital en particular.

El establecimiento de la San Agustín, fundado en 1947, cierra hoy al público

García pondrá hoy el punto y final a una trayectoria que empezaba «con 14 añitos» y ha acabado con una más que merecida jubilación a los 68 años. «Yo no vengo más», bromeaba García ante los medios mientras el resto de la 'tropa' esperaba al brindis de rigor. Y es que, a partir de ahora, quien empezó a despachar vinos «a reales» será «uno más en la casa grande, cobrando del mismo... así que vosotros a currar», ironizaba dirigiéndose a sus compañeros de oficio.

Manolo, a preguntas de los periodistas y antes del grito de ¡rompan filas!, recordaba a artistas que se han acodado en su barra, además de políticos. «Lo que entiende de vinos el Echanove», «a ese pequeñito que cobra, el de Hacienda -en referencia al exministro Montoro-, le gustaba mucho el picante», «Guerra estuvo, sí, comiendo sardinas, sí...»... son sólo algunas de las mil y una anécdotas.

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