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LUIS J. RUIZ DAÑOS COLATERALES

Martes, 19 de junio 2018, 23:51

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Matteo Salvini tiene cara de haberse merendado las panteras rosas de dos en dos. Quizá una sobredosis de azúcar le acabó pasando factura, afectó a sus conexiones neuronales y convirtió a aquel jovenzuelo de Milán, hijo de oficinista y ama de casa, en un mamotreto para Italia, para Europa y, ampliando un poco el foco, para la especie humana en general. Ultranacionalista, euroescéptico, xenófobo y racista. Esa es la definición más extendida de un tipo al que se la traía al fresco que las más de 600 personas hacinadas en el buque Aquarius que gestionan la ONG SOS Méditerranèe y Médicos Sin Fronteras se pudriesen, literalmente, en alta mar.

Salvini solo sería un troll más de no ser por un pequeño detalle: es el líder de la ultraderechista Liga Norte (que han omitido de su nombre referencias geográficas) y desde el 1 de junio vicepresidente del Consejo de Ministros de Italia y Ministro del Interior. Todo un logro para un tipo que se matriculó en Historia en la Universidad de Milán y tras 16 años reconoció que antes llegaría la independencia de la Padania que su licenciatura.

Los 629 inmigrantes del Aquarius, pese a que muchos 'Salvini' se han rasgado las vestiduras en España desde el extremo del extremo, llegarán a Valencia. Previsiblemente, el próximo sábado. Habrá quien diga que es un error, que las mafias serán las beneficiadas, que la ayuda tiene que ser en origen, que es pura propaganda del nuevo Gobierno, que habrá un efecto llamada... Argumentos insolidarios y falaces bajo los que subyace idéntica hipocresía a la de los países de Europa que se han puesto de perfil para evidenciar que poco les importaba que la fosa del Mediterráneo sumara otros 629 cadáveres.

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