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Mapa caliente de las llamadas recibidas en el 010 de Logroño. :: JIG
Su llamada es 'big data'

Su llamada es 'big data'

La recolección de datos ayuda a una mejor gestión de la ciudad

Inés Martínez

Martes, 16 de mayo 2017, 09:52

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En 10 años, el servicio de atención ciudadana que se ofrece desde los ayuntamientos (010 en el caso de Logroño) ha cambiado drásticamente. Lo que antes eran simples llamadas a las que se deba respuesta, es hoy también un cúmulo de datos casi infinitos que ayudan a gestionar la ciudad. El señor del barrio no lo nota. Él llama al Ayuntamiento para quejarse de que la farola de su calle se ha fundido y su queja queda apuntada y se arregla. Pero si a las dos semanas llama otro vecino con la misma reclamación pero en la farola de al lado, esos dos datos juntos significan algo. Puede que haya picos de tensión, o que estén mal instaladas o que haya gamberros en la zona... La suma de los millones de datos que salen de los entresijos de una ciudad y su análisis es lo que se conoce como 'big data' y forma parte, también, de los proyectos smart city.

Ignacio Gurría, de JIG, lo explica muy bien: «Es muchísima información de todo tipo. Desde llamadas de emergencia, hasta becas, deporte, se ha caído un árbol, averías... Imagínate la capacidad que puede tener una empresa de almacenar toda esa información, dibujarla en un mapa y devolver al Ayuntamiento ciertas métricas que ayuden a gestionar mejor la ciudad».

Los ciudadanos ya reclaman smart city

  • Las empresas que presentan servicios como el de JIG consiguen que confluya el propio servicio con la gestión de las personas, para que todo sea más rápido. El uso del big data y la implantación de toda una smart city comienza con un proceso reflexivo que en Logroño ya lleva varios años de adelanto.

  • Ahora todas las ciudades, de una forma u otra, se han agarrado al discurso smart city «algunas con más acierto que otras, no en todos los casos se ha implantado igual».

  • «En realidad se trata de hacer lo que se ha hecho siempre para gestionar una ciudad pero aportando una tecnología que le dé mayor eficacia y velocidad, ahorro de costes, que el ciudadano viva mejor...», comenta Gurría. Pero el proceso es largo y no consiste solo en implantar tecnología, «sino en un cambio de la forma de trabajar.Es una transformación a todos los niveles».

  • Y el cambio no está solo en la empresa y el ayuntamiento, sino también en el ciudadano. «La gran diferencia está en que hace diez años el ciudadano no exigía, pero ahora sí. A una persona de 25 años le molesta tener que ir al Ayuntamiento a hacer unos papeles. El ciudadano empuja. A veces no son conscientes de que es smart city, pero solicitan ese servicio. Y las ciudades tienen que dar respuesta».

No se trata solo de atender amablemente al teléfono y aplicar los protocolos, sino de usar esa información.

Para ello hace falta la tecnología. Una tecnología que empresas como JIG utilizan y gracias a la que se pueden extraer y analizar los datos y de un vistazo saber cómo se comporta la ciudad. De momento lo que se hace es plasmar esa información y el siguiente paso es darle uso. «Las ciudades todavía no están preparadas para dar uso a esa gran cantidad de información», explica Gurría, «ahí es donde entran las smart city».

Datos a los que darle una utilidad

El primer gran reto ya se ha conseguido, tener esa información y mostrarla, ahora, poco a poco, hay que usarla. Pero todo tiene sus procesos. Esos procesos pasan, también, por las personas. No son solo datos y desarrollos tecnológicos, hay que valorar la complejidad de un cambio, a quién afecta, cómo cambiar la mentalidad...

En estos momentos, el Ayuntamiento de Logroño cuenta con datos del nivel de llamadas que hay, el tipo de reclamaciones que se llevan a cabo, la edad de la gente, los horarios a los que se realizan las llamadas... y eso ya tiene una utilidad. «Pero quedan pasos por dar, como tener una plataforma vertical de gestión», y de eso, explica Gurría, es de lo que se va a hablar en la jornada de hoy.

Detectar que una farola no se enciende a la hora que debe o que hay un semáforo que provoca atascos supone ser eficaz, ahorrar costes, optimizar esfuerzos, mejorar la vida de lso ciudadanos, limitar la contaminación...

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