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Ester Marina, logroñesa en Brisbane (Australia), imita los andares de un canguro.
Entre koalas y canguros en Brisbane

Entre koalas y canguros en Brisbane

Ester Marina Logroñesa en Australia

DIEGO MARÍN A.

Miércoles, 21 de enero 2015, 23:37

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Graduada en Biotecnología por la Universidad de Salamanca y con un máster en Biomedicina Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid, Ester Marina viajó el pasado 19 de noviembre a Brisbane (la tercera ciudad más grande de Australia) para realizar una estancia en el laboratorio del Australian Institute for Bioengineering and Nanothechnology de la Universidad de Queensland. «Voy a poder aprender y participar en uno de los proyectos que llevan a cabo en este grupo de investigación, el desarrollo de un dispositivo de detección precoz de cáncer de mama», explica Ester Marina, logroñesa de 23 años.

Para ella, haber viajado a los antípodas de España no fue algo premeditado sino que «a través de una amiga me llegó la posibilidad, me pareció una oportunidad maravillosa y una gran experiencia». «16.000 kilómetros de distancia son para pensárselos», reconoce, porque «uno no puede coger un tren o un avión y en un par de horas presentarse en casa a comer, pero no tuve miedo; al igual que otros muchos estudiantes en el extranjero, la incertidumbre de nuestro futuro da más miedo que coger un avión y presentarse al otro lado del mundo», declara.

Lo que se ha encontrado en la otra esquina del planeta, sin embargo, no es muy distinto. «No encuentro grandes diferencias culturales. La gente en Australia es muy amable, siempre tiene buenas palabras y no duda en ayudarte en lo que pueden», afirma esta joven logroñesa, quien explica que «la calidad de vida es bastante alta y se deja ver en los precios del transporte, la comida y bebida». Por ejemplo, añade, «el alcohol es carísimo en comparación con España, a excepción de algunos vinos que, por lo que ha comprobado, «pueden ser más baratos que el agua embotellada».

Al haber viajado allí a finales del 2014, Ester pasó la Navidad en Brisbane y confiesa que le resultó «un poco extraño ver la decoración navideña mientras estás a 30 grados y pasar el día de Año Nuevo bañándote en la playa». «También me llama la atención ver tan cerca canguros y otro tipo de animales como koalas o demonios de Tasmania», confiesa. Desde la distancia, además de a la familia, los amigos, la comida «y las persianas», «lo que más echo de menos -dice- es el bullicio de las ciudades españolas».

También confiesa, con cierta ironía, que añora «comer o cenar mientras veo el telediario, con noticias devastadoras en el ámbito nacional, aquí sigo manteniéndome informada sobre la actualidad española, pero puedo comer tranquilamente sin disgustarme». No obstante, encuentra alguna similitud entre La Rioja y Australia. Quién lo diría. Quizá un enólogo, porque Ester Marina señala el vino. «La producción de vino también es bastante importante en Australia», afirma.

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